En el día de Nuestra Señora de Lourdes se entronizó una imagen de María de Itatí en la zona de la calería, un lugar emblemático en la historia de la Virgen.
Por iniciativa de un grupo de vecinos y devotos de Nuestra Señora de Itatí se concretó la entronización de una imagen de la patrona de Corrientes.
Minutos después de las 18 en una procesión náutica, que partió de la playa La Frontera, trajeron la efigie de María de Itatí y luego de desembarcar se realizó la ceremonia de entronización presidida por el hermano Roberto Noza, religioso de la comunidad orionita de la Basílica.
Luego de cantos en honor a la Virgen los devotos que se congregaron en el lugar rezaron el santo Rosario en el marco de la Jornada Mundial de Oración por los Enfermos.
El sitio de la calería
El lugar donde se entronizó la imagen de la Virgen de Itatí es un sitio emblemático en la historia del pueblo y su patrona.
En lo que es hoy Tabacué se le construyó un humilde oratorio con las piedras que abundan en el Paraná. Una irrupción de los indios comarcanos, del sur del Tebiacuarí, destruyó el oratorio y se llevó la imagen durante el curato de Fray Luis Gómez.
Un indio principal llamado José, que poseía una chacra un tanto alejada de la doctrina y cerca del arroyo Yaguarí, en donde sus hijos pequeños, se dedicaban a la pesca, en una ocasión en que el Paraná bajó, los indiecitos no pudieron hallar pesca en el arroyo y se fueron hasta el recodo del profundo cauce del río, en las inmediaciones de la Calería.
¡Cuál no sería el asombro de los indios al divisar sobre una piedra la imagen arrebatada de la iglesia de la reducción, con su misma indumentaria tallada y el mismo noble y piadoso porte de súplica!
La admiración cobró proporciones en aquellas almas sencillas que de inmediato emprendieron el retorno. El padre doctrinero Fray Luis Gómez fue informado en seguida y organizó el traslado de la Imagen al Yaguarí.
Según una antigua tradición oral, que fue alterándose con el correr de los años, «pero que se mantuvo intacta de padres a hijos, en la vida de la población indígena y que, siendo más tarde descuidados y saqueados los archivos del pueblo y menospreciados los antiguos informes, solo se conservó en sustancia», parece que luego del traslado de la imagen a Yaguarí, desapareció sorpresivamente y tras una afanosa búsqueda fue hallada en el mismo lugar donde la encontraron los hijos del indio José.
Regresada a Yaguarí, volvió a desaparecer, descubriéndosela en el mismo sitio anterior; con lo que el padre doctrinero comprendió que allí deseaba recibir la veneración la Virgen.
En consecuencia, el padre Gómez resolvió trasladar la población a las inmediaciones del lugar del hallazgo.
Por otra parte, Yaguarí debía forzosamente trasladarse, ya que su situación se prestaba a atropellos, mientras que el lugar del hallazgo, por lo alto y abrupto, se prestaba más para la defensa contra las irrupciones.
Piadosa y maternal, la Virgen indicó el lugar estratégico, para que su culto no se viera impedido por los continuos sobresaltos que debía experimentar el viejo Yaguarí.