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domingo, 26 de abril de 2020

Celebración en honor a la Virgen del Valle en la Basílica de Itatí

En la basílica de Itatí se celebró a las 19 la santa Misa presidida por el padre Feliciano de los Mozos fdp, en la solemnidad de Nuestra Señora del Valle.


En el marco del Año Mariano Nacional, se recordó los 400 años de la presencia de la Madre del Valle en Catamarca y también se rezó la Misa en sufragio de los fallecidos por la pandemia del Covid-19, especialmente por los de España, la patria del padre Feli, cuya bandera se encontraba en el altar.

LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL VALLE ESTÁ HACE CASI 10 AÑOS EN ITATÍ


➡️SABÍAS QUÉ...?
La imagen de Nuestra Señora del Valle se encuentra en la Basílica de Itatí desde el 9 de julio de 2010.
Ese día, fiesta litúrgica de María de Itatí, llegó un nutrido grupo de peregrinos de Catamarca, junto a su obispo monseñor Luis Urbanç, trayendo la imagen de la Morenita del Valle. En el atrio del santuario los recibió el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik.
Desde entonces la Patrona de Catamarca está junto al altar del Sagrado Corazón de Jesús, en la Basílica de Itatí.

ORACIÓN PRONUNCIADA AL FINAL DE LA MISA DEL DÍA DE LA VIRGEN DEL VALLE


Teniendo en cuenta las intenciones puestas en esta Santa Misa:
por el gran jubileo Mariano Nacional en ocasión de los 400 años de la presencia de la Virgen del Valle de Catamarca, por las víctimas del Covid 19 y por las familias que perdieron a sus seres queridos, nos Unimos espiritualmente y decimos.
Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces
sepultados de un modo que hiere el alma. Sostiene a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.
Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.
Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas. Acompaña su heróico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud.
Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico,
tratan de ayudar y sostener a todos.
Virgen Santa, bajo la advocación de Nuestra Señora del Valle, ilumina las mentes de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus.
Asiste a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad.
Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de
armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares.
Tiernisima Madre, bajo la advocación de Nuestra Sra. de Itatí, te imploramos, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria.
Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración.
Oh María, Consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad.
Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén.

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