En muchos países esta solemnidad se celebra el primer domingo de Enero, en Europa el día 6 como fiesta de precepto.
Es una pena que en nuestro país haya quedado el 6, pero como algo oculto. Las Iglesia Ortodoxas celebran el 6 y 7 dos acontecimientos, Navidad y Epifanía, los Católicos celebramos en días diversos.
El único Evangelista que relata esto es Mateo 2,1-12, lo importante de todo es que los magos se guiaban por una estrella, para llegar al Sol, Jesucristo el Señor, según el Evangelista le ofrecen, oro como rey, incienso como Dios, mirra (era un ungüento para aliviar las heridas) tal vez hace alusión a la pasión?
Todos pedimos regalos y está bien. Pero qué bueno y acertado, es que pidamos el oro de aumentar nuestra fe, que ella no quede en el infantilismo. Pidamos una Biblia para meditar y estar en contacto más con Él. Incienso, como el que se eleva a lo alto, perfumado, nuestra vida sea perfume, fragancia en cuanto somos, el verdadero incienso no es el de la misa, es nuestro testimonio. Mirra, salir al encuentro de los demás, aliviarlos en los mil problemas que hay en cada hermano, no mirarnos tanto a nosotros, miremos al que comparte la vida.
Jesús ya es hombre, vemos el primer "signo" de ser Dios cuando a pedido de su Madre obra cambia el agua en vino. Aquí María ya empieza a ser madre de la Iglesia, de todos los hombres. Luego en el Bautismo por Juan, donde se escucha la voz del Padre "Éste es mi Hijo amado, escúchenlo".
Hoy la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo, porque en el Jordán, Cristo ha lavado los pecados de ella, los magos acuden con regalos a las bodas del Rey y los invitados se alegran por el agua convertida en vino, canta la Liturgia de este día.
Que Dios nos conceda una fe fuerte, una caridad ardiente y salir al encuentro del que sufre. Solo así estaremos demostrando que somos sus discípulos.
(Colaboración del padre José Quintana Peña fdp)
No hay comentarios:
Publicar un comentario