Así de simple, “Juan Ayala” el nombre de alguien que no fue un vecino más, sino un soñador, aventurero, emprendedor… y sobre todo conocido.
No hay títulos que precedan su nombre, no los necesita… no hay itateño que no lo conozca, y en todo caso si alguien no sabe quien es, tampoco puede ser llamado “itateño”. Don Juan Ayala fue durante décadas el hacedor tecnológico y servicial. Sonrisa amplia y hablar pausado y silencioso entremezclado con cables, bafles, parlantes y micrófonos.
Su camioneta de siempre supo de procesiones y especialmente Vía Crucis…. En su comercio sonó estridente una propaladora pueblerina transformada en el tiempo en radio llamada FM Fe. Su presencia en la Basílica, fue durante años un signo de comunicación pero también de reconocimiento: Juan, Juanayala, Juancito… Así lo llamamos siempre.
Refugiado en su radio, atendiendo los últimos años de su esposa enferma, mientras se tomaba el tiempo para preparar la programación y los ajustes técnicos, lo vimos y lo escuchamos sin desaliento y con nuevos proyectos más mil anécdotas con María de Itatí.
Hoy se nos va y lo despedimos con dolor pero también lo distinguimos con el invisible aplauso de la tarea realizada. Nos deja una numerosa descendencia que hace presente a Itatí en muchos lugares de la Argentina. Artistas, políticos, docentes pero sobre todo itateños son su sangre vital desparramada y la rúbrica a una vida sin desperdicio.
Imposible decirle que descanse en paz a quien no supo estar quieto.
A casi un año de la vergüenza del narcotráfico que pretendió ensuciar a Itatí, la partida de don Juan Ayala es testimonio de la esencia de los hijos de esta bendita tierra que saben hacer lo suyo sin alardes, sin pretender otra cosa más que la satisfacción del deber cumplido.
Humbi SJ
CIBERFOGON
No hay comentarios:
Publicar un comentario