Una usuaria de Facebook publicó la peculiar historia del perro que se les unió en el camino cuando peregrinaban a Itatí.
Así lo relata Natalia Quatrin: "En la peregrinación a Itatí número 25 de mi esposo lo conocimos. El sábado 24 de marzo, un perro muy especial comenzó a caminar a su lado, y a pesar de varios intentos de disuadirlo para que no lo siguiera y se aleje de su lugar, él continuó su caminata.
Admirable por su porte, su inteligencia, si fidelidad y su condición, este perro que sólo tiene tres patas, caminó 31 kilómetros durante 7 horas, sólo recostándose en dos oportunidades y porque mi esposo se detuvo primero.
Cuando consideramos que ya era mucho para él y haciéndose la lluvia más intensa decidimos que subieran al vehículo y el destino en ese momento era claro: ambos peregrinos debían llegar a Itatí.
Al llegar, estando a una cuadra de la Basílica, comenzó a ladrar alegremente y apresurando su paso dejándonos atrás, se dirigió directamente al interior del templo. Estando allí un chico que vendía estampitas lo reconoció y, para sorpresa nuestra, nos contó que no era la primera vez que lo veía allí.
Luego emprendimos el regreso con la idea de bajarlo en la zona donde por la mañana comenzó a acompañar a mi esposo. Llegando allí nos detuvimos, abrimos las ventanillas y él comenzó a olfatear y a inquietarse. Decidimos bajarlo y esperar a que se oriente para seguirlo y poder saber así cuál es su nombre, cómo había perdido su pata y contarle a su dueño la hazaña que había realizado.
Así supimos que su nombre es Corbata, que vive en un depósito grande junto a otros perros, que perdió su pata siendo cachorro porque un auto lo atropelló y que no era ésta la primera vez que peregrinaba.
Nos contó el cuidador del lugar que una vez se unió a un grupo de peregrinos, coincidentemente luego de que una tormenta arrollara el techo del lugar donde vive. Luego se unió a la peregrinación de un grupo de la Policía, coincidentemente luego de que el techo se rehiciera (como si fuera a agradecer).
Luego hoy peregrinó con alguien que él, no sabemos cómo, supo identificar como peregrino, como par. Quizás se fue esta vez a contarle a Nuestra Señora que su dueño tiene una gruta lista para instalar en el predio donde él vive.
Sean cuales fueran sus razones para peregrinar, Corbata es ejemplo de que aún en la adversidad, lograr el sano cometido es posible.
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