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miércoles, 27 de junio de 2012

EL 27 DE JUNIO DE 1937 ITATÍ RECIBÍA LA VISITA DE UN SANTO

San Luis Orione visitó Itatí el 27 de junio de 1937. Antes de llegar a Itatí, Don Orione había hecho escala en Resistencia, y de allí, en auto, había viajado a Presidencia Roque Sáenz Peña, más de 200 kilómetros hacia el interior del Chaco. 


Su llegada al pueblo de la Virgen, lo relata en una carta del día 27 de junio de 1937: “Estoy en Itatí, bajo la mirada de María Santísima, venerada, en este extremo de la Argentina, en una de las imágenes suyas más milagrosas. La trajo aquí un santo franciscano, el P. Bolaños, que vino a evangelizar a los indios; el nombre del santo Misionero está aún en gran veneración, especialmente en los alrededores de Corrientes; el está sepultado en Buenos Aires, y yo he ido a arrodillarme en su tumba, en la Iglesia de San Francisco…”

“...Llegué a Itatí después de tres horas de auto: ha sido una carrera velocísima, toda a los saltos, por las calles con fosas y montículos, tanto que para no ser destrozado con mi dolor de riñones, todo el tiempo tuve que mantener rectos, firmes y rígidos los brazos sobre el asiento, para poder salvarme, en una maniobra continua de altos y bajos: me parecía ir sobre las montañas rusas. Finalmente apareció el Santuario de Itatí, y ¡fue un gran alivio! El cansancio y el dolor en los riñones se fueron, todo desapareció…”

“… Cuando entré, la antigua iglesia estaba llena de pueblo devoto; me arrodillé en el fondo, en el rincón del publicano y sentí toda la felicidad de encontrarme en la Casa de la Virgen. A los pies de la SS. Virgen de Itatí pude celebrar dos Misas, y pasé horas felices, y raramente sentí tanta alegría como entre estos cohermanos nuestros. Rogué por ustedes y por todos…”

El resto de la carta es un verdadero tratado de mariología, donde se revela todo el amor de Don Orione por la Santísima Virgen. Una de las cartas más bellas de la etapa de madurez del Santo.

La bendición de Don Orione 


Don Cándido Fernández (1906-2002) era albañil y trabajaba en las obras del nuevo santuario de la Virgen.

En plena tarea se produjo un encuentro significativamente importante para la vida de don Cándido. En la recorrida por las obras, el mismo Don Orione, llamándolo a subir desde los cimientos, le impone las manos vaticinándole su salud y seguridad en el trabajo como obrero de la Virgen.

Histórica bendición que don Cándido guardó en su corazón y la proyectó en su familia y su matrimonio de casi 72 años con Tomasa Oliveira. Su vida se apagó el 15 de diciembre de 2002, a los 96 años de edad.

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