Junto a la cripta del clero, se celebró la santa Misa pidiendo por el eterno descanso de todos los fieles difuntos.
La celebración eucarística dio inicio a las 9 y fue presidida por el padre Juan de Rosa Ríos Velázquez, de la Basílica.
La Iglesia invita cada 2 de noviembre a orar de manera especial por “los que nos han precedido en el camino de la fe”, nuestros queridos difuntos, por quienes podemos ofrecer una oración o algún sacrificio.
Esta costumbre está fundamentada en uno de los artículos de nuestro Credo, en que profesamos creer en la comunión de los santos, que no es otra cosa que creer en la unidad existente entre la Iglesia peregrina (los vivos), la Iglesia purgante (nuestros difuntos que están en el purgatorio) y la Iglesia beatífica (los santos). Además recordemos que una de las obras de caridad nos invita a “orar por vivos y difuntos”.
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