El 19 de febrero de 1866 tropas paraguayas invadieron y saquearon Itatí. Justamente hoy salió publicado una entrevista al secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, en donde dice que la guerra del Paraguay fue antilatinoamericana.
El funcionario habló sobre el flamante emprendimiento del Gobierno nacional, el revisionismo histórico y cómo se formarán las delegaciones del instituto creado a fines de 2011 en las provincias. Pidió profundizar la discusión sobre las historias oficial.
Jorge Coscia, secretario de Cultura de la Nación, de paso por la capital provincial, habló de una nueva iniciativa política. Discutir sobre los principales tópicos históricos del país para lo cual se fundó a fines del año pasado el Instituto de Revisionismo Histórico “Manuel Dorrego”.
Para graficar y poner en el orden local sus conceptos utilizó como ejemplo la guerra del Paraguay, donde Argentina, Brasil y Uruguay formaron la llamada Triple Alianza para correr del poder al entonces presidente paraguayo Mariscal López. “No es lo mismo decir que se está a favor de esa guerra contra un tirano que decir que se está en contra de un genocidio, que es lo que fue. O que se está en contra de una guerra que fue una guerra antilatinoamericana y la última expresión de la balcanización en nuestra región. Un conflicto llevado adelante por las potencias extranjeras esclavizantes”.
En ese sentido el revisionismo también estará integrado por historiadores de otros países latinoamericanos, en el caso de Corrientes cobra relevancia ya que es la única provincia que limita con tres países (Brasil, Paraguay y Uruguay).
Coscia citó a Juan Bautista Alberdi: “Solía decir que había quienes no querían alterar la historia como si fuera un Corán”.
La verdad de los hechos
Lo cierto es que el 19 de febrero de 1866, durante la Guerra de la Triple Alianza, fuerzas paraguayas en número de tres mil hombres, comandados por José Eduvigis Díaz, general de las tropas del Paraguay, se preparaban para invadir Itatí.
Las autoridades locales comunicaron la noticia al Gobierno de Corrientes, quien ordenó un inmediato éxodo. La huida fue total, encabezada por el Comandante Militar Manuel Serapio Sánchez y el Juez de Paz Dionicio Medina.
La Imagen de la Virgen, descendida del Altar Mayor fue sacada en un carretón y llevada por el pueblo hasta el campo de Don Francisco Mayol, llamado “San Isidro”. Allí, en la casa del propietario, en una habitación fue entronizada la Virgen, y también se dio alojamiento al cura Efrén Carreras. El campo de los Mayol pasó a ser conocido como “Parada San Isidro”.
El 15 de marzo de 1866, los habitantes de Itatí volvieron al poblado saqueado y destruido, luego del forzado éxodo y la Imagen de la Virgen de Itatí fue restituida a su trono.
Y el 25 de marzo de 1866, Manuel Serapio Sánchez comunicó al gobierno provincial la nómina de las familias itateñas que quedaron en la más absoluta miseria por el ataque paraguayo, y que se vieron obligados a emigrar de Itatí; la lista completa comprende el nombre de noventa y nueve mujeres, número al que hay que agregarle el de sus hijos. Basta esta mención para medir la magnitud de los daños en el indefenso pueblo.
Paradójicamente, una localidad vecina a nuestro pueblo, en la República del Paraguay, se denomina “General Díaz”, nombre del militar que estuvo al frente de las tropas que invadieron Itatí.
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