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martes, 21 de febrero de 2012

TERMINA EL CARNAVAL, COMIENZA LA CUARESMA

Con el miércoles llamado "de Ceniza", es el día en que comienza la Cuaresma y se da por finalizado el carnaval. En la ciudad de Corrientes Capital rige una ordenanza que prohíbe la realización de corsos en este período, en Itatí no sucede lo mismo. 

En la Basílica de Nuestra Señora de Itatí se celebrarán misas a las 8,30; 10 y 19, y en todas se impondrá la ceniza a los fieles.

La Cuaresma abarca 40 días en el cual los cristianos se dedican a la oración, la penitencia y los actos de caridad y misericordia, como preparación para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. En este día se efectúa el rito de la imposición de la ceniza en la cabeza de los fieles, con las palabras: "Recuerda que eres polvo y al polvo volverás". 

Mensaje el Arzobispo de Corrientes 
El monseñor Andrés Stanovnik, expresó un mensaje de reflexión y lectura para la cuaresma próxima a vivir en la fe católica. Durante cuarenta días, de allí la palabra “cuaresma”, la Iglesia nos propone que nos entreguemos más intensamente a oír la palabra de Dios, a la oración y a la práctica de las buenas obras, a fin de prepararnos a la celebración del misterio pascual. 

El Año de la Fe, que ha proclamado el Papa y cuya apertura solemne se realizará el próximo mes de octubre, es un nuevo y providencial llamado a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. En ese contexto espiritual iniciamos el santo tiempo de la Cuaresma. 

Una buena preparación parte de la escucha: escuchar supone una adecuada disposición interior a recibir la palabra de Dios y a vivir conforme a ella. No es un mero oír, es un escuchar que va acompañado de esa docilidad interior que mueve los deseos de obedecer la Palabra y ponerla en práctica. 

Cuando la persona responde a Dios que la llama con amor, siente el deseo de ordenar toda su vida con relación a Él: pensamientos, voluntad, afectos y toda su conducta. Este tiempo cuaresmal es una ocasión extraordinaria para poner en ese orden nuestra vida. Y como decíamos, lo primero que debemos ordenar es el vínculo principal de nuestra existencia: la relación con Dios. Una vez reconciliados con él y gozando de su amistad, se ilumina lo demás y vuelve al justo orden toda nuestra vida. Por eso, es muy recomendable que durante este tiempo recurramos al sacramento de la Reconciliación y hagamos una buena confesión. 

Convertirse y creer en el Evangelio es estar dispuesto a salir del círculo vicioso del pecado, que nos aleja de Dios y nos arrastra hacia la ilusión de una libertad sin límites y sin Dios. “Todo lo que hay en el mundo es concupiscencia de la carne, codicia de los ojos y ostentación de la riqueza” (1Jn 1,16). Preguntémonos hasta qué punto hemos dejado que esas realidades, que se presentan ante nuestros ojos como atractivas y prometedoras, sin embargo, mentirosas e inconsistentes, esclavizaron nuestra mente, sentimientos y voluntad. 

El primer paso para salir del engañoso círculo del pecado es “fijar” la vista en Dios y convertirnos a Él. Él nos espera con los brazos abiertos porque nuestro Dios es un Dios compasivo y misericordioso (St 5,11). Esa compasión misericordiosa la vemos reflejada en los ojos de nuestra Tierna Madre de Itatí, que “por más de cuatro siglos” se derrama en el alma de todo pecador que la implora con humildad. 

El que experimenta en su corazón el perdón de Dios, da el paso siguiente: “fija” la mirada en el prójimo. La reflexión del Santo Padre en el mensaje para esta Cuaresma se inspira en la frase de la Carta a los Hebreos: “Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras” (10,24). Qué quiere decir “fijarnos” los unos en los otros, sino prestar atención al prójimo que tengo a mi lado. 

Confiados en los ojos llenos de misericordia de Nuestra Señora de Itatí, supliquemos el don de la fe y la gracia de una sincera purificación, que nos conviertan a Dios, para “fijarnos” más los unos en los otros y juntos cuidar con amor a los más pobres y necesitados, para que la peregrinación que iniciamos en esta Cuaresma nos encuentre celebrando con inmenso gozo la Resurrección del Señor.

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