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martes, 17 de agosto de 2010

160º ANIVERSARIO DEL PASO A LA INMORTALIDAD DE SAN MARTÍN

José Francisco nació en Yapeyú y la historia lo clamó Padre de la Patria

Se cumple otro aniversario de la muerte del prócer, artífice de la Independencia Argentina y, junto a Simón Bolívar, Libertador de América. Aquí se lo reconoce como el "Padre de la Patria". En Perú se lo recuerda libertador de aquel país, con los títulos de "Fundador de la Libertad del Perú", "Fundador de la República" y "Generalísimo de las Armas". En Chile su ejército lo ha destacado con el grado de Capitán General.

Más allá de su gesta libertadora, el general José Francisco de San Martín es una pieza fundamental en la construcción de la identidad nacional. Bartolomé Mitre, a través de su monumental Historia de San Martín, y Ricardo Rojas con su Santo de la Espada, forjaron la imagen del héroe. Y, a partir de su célebre figura y heroico proceder, se construye esa gran narración que explica a los habitantes de este suelo como país, es decir, junto con el héroe nacional nace la Nación Argentina.

Por eso, rememorar su vida a partir de un nuevo aniversario de su muerte es recordar ese relato que se escucha en los actos escolares de la infancia, esa gran narración que conformó a los argentinos como comunidad y que se debe pensar y reconsiderar en el camino hacia una Patria justa, libre y soberana, un programa de vida que aún falta mucho para lograrlo.

En el pequeño reducto misional jesuítico guaraní nacía ese niño que, seguramente sus padres jamás lo imaginaron, sería el prohombre de la argentinidad.


Fragmento de una carta enviada por el Libertador al mariscal Castilla, desde Boulogne Sur Mer

"... Yo serví en el ejército español, en la Península, desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. Una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos, acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento, a fin de prestarle nuestros servicios en la lucha, pues calculábamos se había de empeñar. Yo llegué a Buenos Aires, a principios de 1812, fui recibido por la Junta Gubernativa de aquella época, por uno de los vocales con favor y por los dos restantes con una desconfianza muy marcada; por otra parte, con muy pocas relaciones de familia, en mi propio país, y sin otro apoyo que mis buenos deseos de serle útil, sufrí este contraste con constancia, hasta que las circunstancias me pusieron en situación de disipar toda prevención, y poder seguir sin trabas las vicisitudes de la guerra por la independencia. En el período de 10 años de mi carrera pública, en diferentes mandos y estados la política que me propuse seguir fue invariable en dos solos puntos, y que la suerte y circunstancias más que el cálculo favorecieron mis miras, especialmente en la primera, a saber, la de no mezclarme en los partidos que alternativamente dominaron en aquella época, en Buenos Aires, a lo que contribuyó mi ausencia de aquella capital por espacio de nueve años.

El segundo punto fue el de mirar a todos los Estados Americanos, en que las fuerzas de mi mando penetraron, como Estados Hermanos interesados todos en un santo y mismo fin.

Consecuente con este justísimo principio, mi primer paso era hacer declarar su independencia y crearles una fuerza militar propia que la asegurase.

He aquí mi querido general, un corto análisis de mi vida pública seguida en América.”

José de San Martín.

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