Siguiendo la antiquísima tradición de la Iglesia Católica, se celebró en la Basílica de Nuestra Señora de Itatí la Liturgia de la Pasión del Señor.
El rector del santuario presidió la celebración, vestido con ornamentos rojos, al igual que los sacerdotes concelebrantes en recuerdo de la sangre derramada por Jesucristo en la cruz.
Luego de la Liturgia de la Palabra, en la que se leyó la Pasión de Cristo, tuvo lugar la oración universal, en la que se pidió por las necesidades del mundo.
Después se realizó la adoración de la Cruz, precedida por una procesión que trajo la cruz del fondo del templo al presbiterio. Además, se honró a Santa María, la mujer fuerte de la fe, que estuvo al pie de la Cruz de su Hijo, con el ingreso de la imagen de la Virgen Dolorosa.
La Sagrada Comunión, fue la última parte de la celebración en la que se preparó el altar y se trajo el Santísimo desde el Monumento.
Terminada la comunión, los fieles pudieron adorar a la Cruz de Cristo.
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