Presentamos una nueva poesía del reconocido, itateño por adopción, Domingo Omar Godoy.
Yo
conocí esta aldea de otra forma
(la
vida transcurría más despacio).
Ya
no están Papelín, Dorico, Félix,
ni
Sinesio y el ruido de su carro.
Resignaron
su vaso en la mitad
Tranquilino,
Cachilo, Eusebio y Nato.
Se
perdieron mil cosas con el tiempo,
como
se pierde el sol en cada ocaso
tras
de la Pacurí, dejando estelas
que
borrará la noche con su manto.
Pero hay señas que muestran
todavía
al Itatí de visos aldeanos.
Aún
chipá chirirí, con mates lentos,
sobre
el fuego de leña preparados,
cuando
la lluvia llega y nos escarba
recuerdos en el alma acumulados.
Aún
“los ángeles tomos, colación”,
y
cantores de canto improvisado
cuando
empieza noviembre, y baja el cielo
en
los jacarandaes azulados.
Todavía
Josefa por la calle,
todavía
Mamula trabajando
con
Coco, repartiendo coca cola,
los
dos ahora con cabellos blancos.
El
monte todavía queda cerca,
y aunque lo estén matando por pedazos,
crece
el typychatá, florece el trébol
y el
amor-seco aún clava sus dardos.
Allí
la luna llena se agazapa
y nos
mira con ojos aldeanos.
Hay aroma de aldea todavía
en el pasto y la arena; en los naranjos
y las viejas palmeras de la
plaza
- que aún guarda la memoria de
Bolaños -
y estos versos de ayer.
Algunos ojos
nostálgicos quizás estén
llorando.
DOMINGO OMAR GODOY
Grande Maestruli. Te recuerdo con mucho cariño profe/amigo
ResponderEliminarsaludos despues de tantisimos años, ( no digamos cuantos, pues nos veriamos viejos jijijjiiji)