El sábado 22 de agosto, una vecina de Itatí, leyó en el programa radial “Realidades Itateñas” una carta que la transcribimos a continuación:
“Quisiera presentarme, soy Elvira Rodríguez de Martínez, hija adoptiva de Itatí. No tuve la suerte de nacer en este lugar que amo y respeto, pero hace 7 años tengo la dicha de vivir acá. Mi esposo sí es correntino, yo siempre le digo que puedo dar testimonio de un dicho popular: ‘Corrientes tiene payé’, porque les aseguro que mi corazón es tan itateño como el de ustedes.
Hoy, quisiera compartir algo que escribí basándome en lo que veo, vivo, siento y pienso, un mensaje para mi pueblo:
‘Un día, no hace muchos años, nacía un hijo más de este pueblo. Fue creciendo, construyendo proyectos y proponiéndose lograr sus metas y sueños; estudió y fue logrando algunos; se casó, tuvo hijos, pero su mirada siempre seguía lejos, sabía que todavía le faltaba concretar uno muy importante que daba vueltas en su cabeza. Fue así que decidió empezar a recorrer el camino, un camino marcado de propuestas y junto a un grupo de personas que piensan como él, porque ellos sí desean de corazón, una mejor calidad de vida para nuestro pueblo’.
Es mentira que una persona, por más que se nacionalice, llegue a amar el lugar donde vive, porque nunca va a sentir que es su patria, su pueblo, porque no tiene acá sus raíces.
Itateños: yo los invito, acérquense a esta convocatoria, para que podamos llegar juntos a esa meta, la de cambiar para bien, generando fuentes de trabajo y no destruyéndolas como se dice por ahí.
Un lugar donde nadie sufra humillaciones y falta de respeto, como me pasó a mí.
Les cuento… un día llegué a este hermoso lugar con mi esposo y uno de mis hijos, me dirigí al municipio para preguntar qué posibilidades había de trabajo para mi hijo, y el Señor Intendente, guasamente, se levantó de su silla y prácticamente me sacó a empujones diciéndome: ‘no, no, acá no hay trabajo para nadie y menos para la gente que no es del pueblo’, quise explicarle que yo vivía acá, pero no me dejó terminar de hablar. Le dije que era un mal educado, que no entendía cómo una persona como él estaba al frente de una Institución si no sabía tratar a la gente. Le dije que él no era Dios! Y me cerró la puerta en la cara.
Eso me desconcertó, pero lo que más me desconcertó fue lo que una vecina me dijo en ese momento, que tenía que ir cuando estuviera de buen humor. Me pareció una estupidez por supuesto. Nunca más fui al municipio y mi hijo se tuvo que ir a Buenos Aires, esto me marcó de tal manera y juré que el día que viera propuestas e ideología positiva para mi pueblo allí estaría apoyando, y acá estoy gracias a Dios.
Por eso les pido, reflexionen, porque sé que a muchos de ustedes les pasó y les está pasando. No permitan que se los trate como a ignorantes, no permitan que nadie pisotee su dignidad, ya no más de esto! Ya basta de pensar que están en deuda con el Señor Intendente, porque creen que les hizo un favor, si es que alguna vez les dio algo. ¡No es favor amigos, es obligación! Por eso es la autoridad máxima del pueblo. No le deben nada, no se dejen engañar con más mentiras.
Necesitamos un cambio, necesitamos este cambio, donde podamos enarbolar la bandera de nuestros derechos, donde nadie nos amenace.
Todas estas propuestas, y muchas más, tienen su respuesta al final de este camino, que un día, una fecha: el 13 de septiembre. Ese día, piensen que en el cuarto oscuro están solos ustedes y su conciencia, recapaciten.
Itateños, empecemos unidos a caminar hacia allí, porque de nosotros depende lograrlo, pensemos en nuestros niños y jóvenes, que son el futuro. Acá no se necesita una fortuna para dejar una herencia, se necesita conciencia para dejarles un futuro donde puedan proyectar sueños y puedan lograrlos.
Digamos ¡basta al engaño! Enarbolemos la bandera de la esperanza, de la confianza. ¡Enarbolemos itateños la bandera del Frente de Todos, porque es para todos!
“Quisiera presentarme, soy Elvira Rodríguez de Martínez, hija adoptiva de Itatí. No tuve la suerte de nacer en este lugar que amo y respeto, pero hace 7 años tengo la dicha de vivir acá. Mi esposo sí es correntino, yo siempre le digo que puedo dar testimonio de un dicho popular: ‘Corrientes tiene payé’, porque les aseguro que mi corazón es tan itateño como el de ustedes.
Hoy, quisiera compartir algo que escribí basándome en lo que veo, vivo, siento y pienso, un mensaje para mi pueblo:
‘Un día, no hace muchos años, nacía un hijo más de este pueblo. Fue creciendo, construyendo proyectos y proponiéndose lograr sus metas y sueños; estudió y fue logrando algunos; se casó, tuvo hijos, pero su mirada siempre seguía lejos, sabía que todavía le faltaba concretar uno muy importante que daba vueltas en su cabeza. Fue así que decidió empezar a recorrer el camino, un camino marcado de propuestas y junto a un grupo de personas que piensan como él, porque ellos sí desean de corazón, una mejor calidad de vida para nuestro pueblo’.
Es mentira que una persona, por más que se nacionalice, llegue a amar el lugar donde vive, porque nunca va a sentir que es su patria, su pueblo, porque no tiene acá sus raíces.
Itateños: yo los invito, acérquense a esta convocatoria, para que podamos llegar juntos a esa meta, la de cambiar para bien, generando fuentes de trabajo y no destruyéndolas como se dice por ahí.
Un lugar donde nadie sufra humillaciones y falta de respeto, como me pasó a mí.
Les cuento… un día llegué a este hermoso lugar con mi esposo y uno de mis hijos, me dirigí al municipio para preguntar qué posibilidades había de trabajo para mi hijo, y el Señor Intendente, guasamente, se levantó de su silla y prácticamente me sacó a empujones diciéndome: ‘no, no, acá no hay trabajo para nadie y menos para la gente que no es del pueblo’, quise explicarle que yo vivía acá, pero no me dejó terminar de hablar. Le dije que era un mal educado, que no entendía cómo una persona como él estaba al frente de una Institución si no sabía tratar a la gente. Le dije que él no era Dios! Y me cerró la puerta en la cara.
Eso me desconcertó, pero lo que más me desconcertó fue lo que una vecina me dijo en ese momento, que tenía que ir cuando estuviera de buen humor. Me pareció una estupidez por supuesto. Nunca más fui al municipio y mi hijo se tuvo que ir a Buenos Aires, esto me marcó de tal manera y juré que el día que viera propuestas e ideología positiva para mi pueblo allí estaría apoyando, y acá estoy gracias a Dios.
Por eso les pido, reflexionen, porque sé que a muchos de ustedes les pasó y les está pasando. No permitan que se los trate como a ignorantes, no permitan que nadie pisotee su dignidad, ya no más de esto! Ya basta de pensar que están en deuda con el Señor Intendente, porque creen que les hizo un favor, si es que alguna vez les dio algo. ¡No es favor amigos, es obligación! Por eso es la autoridad máxima del pueblo. No le deben nada, no se dejen engañar con más mentiras.
Necesitamos un cambio, necesitamos este cambio, donde podamos enarbolar la bandera de nuestros derechos, donde nadie nos amenace.
Todas estas propuestas, y muchas más, tienen su respuesta al final de este camino, que un día, una fecha: el 13 de septiembre. Ese día, piensen que en el cuarto oscuro están solos ustedes y su conciencia, recapaciten.
Itateños, empecemos unidos a caminar hacia allí, porque de nosotros depende lograrlo, pensemos en nuestros niños y jóvenes, que son el futuro. Acá no se necesita una fortuna para dejar una herencia, se necesita conciencia para dejarles un futuro donde puedan proyectar sueños y puedan lograrlos.
Digamos ¡basta al engaño! Enarbolemos la bandera de la esperanza, de la confianza. ¡Enarbolemos itateños la bandera del Frente de Todos, porque es para todos!
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