Por la creciente construyen balsas precarias para ir a clases en Itatí
Más de 30 chicos, de 4 a 16 años, deben embarcarse para ir a estudiar.
Itatí es una localidad costera donde las embarcaciones abundan pero la solidaridad, sobre todo de los organismos públicos, a la inversa escasea y, más aún en tiempos de crecidas, fenómeno que aisló a más de 40 familias del barrio Ibiray obligando a unos 30 chicos a navegar en precarias balsas para poder ir a la escuela.
“Muchos son chiquitos de 4 a 6 años que construyen con los hermanitos más grandes sus propias canoas, hechas de troncos de timbó, ambay o botellas plásticas y se lanzan solos por el río”, expresó un docente de la escuela Nº177 Fray Luís Bolaños, donde concurren alrededor de 180 estudiantes.
“Es increíble esto”, expresó a “época” el director del establecimiento educativo Raúl Romero. Según el directivo, esta situación comenzó el lunes luego que la creciente dejara aisladas a medio centenar de familias del barrio Ibiray.
Este alejado sector está ubicado al norte del pueblo, en una zona costera considerada alta, pero que sin embargo el camino es muy bajo, por lo que, generalmente cuando suceden estos fenómenos, quedan totalmente incomunicados.
“El barrio está dividido por un estero seco y, cuando llueve mucho, esta parte se inunda, lo cual con esta creciente quedaron totalmente aislados”, expresó el director. Este cruce se convirtió en un sendero fluvial extremadamente peligroso para los chicos, ya que deben navegar por zonas de correntada, lo que genera un profundo riesgo para los menores.
Además, el riesgo se agrava teniendo en cuenta que el agua está contaminada por el basural a cielo abierto, con una extensión de casi una hectárea y que ahora está prácticamente bajo agua. “Generalmente, se pueden ver animales muertos, en descomposición, o encontrarnos con esqueletos de perros o caballos flotando en el agua, los chicos están expuestos a estos peligros cuando vienen a clases”, manifestó el director.
Preocupado por la situación, Romero expresó que aguarda la respuesta de varios funcionarios que puedan colaborar con alguna embarcación segura para no poner en riesgo la vida de los 30 alumnos que a diario cruzan el afluente de más de 300 metros.
El barrio Ibiray es un sector muy pobre del pueblo, donde sólo algunas viviendas cuentan con servicio eléctrico y muy pocos acceden a la red de agua potable. “La mayoría vive en situaciones muy humildes, por lo general son pequeños productores y ladrilleros y que ahora fueron perjudicados por la creciente”, dijo Romero.
Los vecinos de la escuela expresaron que es preocupante el panorama de la creciente en esta zona y, más aún, ver a diario cómo los chicos deben cruzar el afluente para ir a la escuela. “Esto es lamentable, siempre pasa esto cuando se inunda y, como siempre, se podría haber evitado”, expresó una vecina de la escuela.
Más de 30 chicos, de 4 a 16 años, deben embarcarse para ir a estudiar.
Itatí es una localidad costera donde las embarcaciones abundan pero la solidaridad, sobre todo de los organismos públicos, a la inversa escasea y, más aún en tiempos de crecidas, fenómeno que aisló a más de 40 familias del barrio Ibiray obligando a unos 30 chicos a navegar en precarias balsas para poder ir a la escuela.
“Muchos son chiquitos de 4 a 6 años que construyen con los hermanitos más grandes sus propias canoas, hechas de troncos de timbó, ambay o botellas plásticas y se lanzan solos por el río”, expresó un docente de la escuela Nº177 Fray Luís Bolaños, donde concurren alrededor de 180 estudiantes.
“Es increíble esto”, expresó a “época” el director del establecimiento educativo Raúl Romero. Según el directivo, esta situación comenzó el lunes luego que la creciente dejara aisladas a medio centenar de familias del barrio Ibiray.
Este alejado sector está ubicado al norte del pueblo, en una zona costera considerada alta, pero que sin embargo el camino es muy bajo, por lo que, generalmente cuando suceden estos fenómenos, quedan totalmente incomunicados.
“El barrio está dividido por un estero seco y, cuando llueve mucho, esta parte se inunda, lo cual con esta creciente quedaron totalmente aislados”, expresó el director. Este cruce se convirtió en un sendero fluvial extremadamente peligroso para los chicos, ya que deben navegar por zonas de correntada, lo que genera un profundo riesgo para los menores.
Además, el riesgo se agrava teniendo en cuenta que el agua está contaminada por el basural a cielo abierto, con una extensión de casi una hectárea y que ahora está prácticamente bajo agua. “Generalmente, se pueden ver animales muertos, en descomposición, o encontrarnos con esqueletos de perros o caballos flotando en el agua, los chicos están expuestos a estos peligros cuando vienen a clases”, manifestó el director.
Preocupado por la situación, Romero expresó que aguarda la respuesta de varios funcionarios que puedan colaborar con alguna embarcación segura para no poner en riesgo la vida de los 30 alumnos que a diario cruzan el afluente de más de 300 metros.
El barrio Ibiray es un sector muy pobre del pueblo, donde sólo algunas viviendas cuentan con servicio eléctrico y muy pocos acceden a la red de agua potable. “La mayoría vive en situaciones muy humildes, por lo general son pequeños productores y ladrilleros y que ahora fueron perjudicados por la creciente”, dijo Romero.
Los vecinos de la escuela expresaron que es preocupante el panorama de la creciente en esta zona y, más aún, ver a diario cómo los chicos deben cruzar el afluente para ir a la escuela. “Esto es lamentable, siempre pasa esto cuando se inunda y, como siempre, se podría haber evitado”, expresó una vecina de la escuela.
Fuente: Diario Época
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