El día litúrgico de Nuestra Señora de Itatí fue instituido en 1912 por el papa Pío X, y desde entonces, cada 9 de julio, el pueblo rinde su homenaje a su patrona y protectora por tantos favores recibidos.
La milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Itatí representa el misterio de su concepción inmaculada. Está hecha de madera de la región, es de timbó con rostro de nogal. Su rostro moreno y su cara redonda nos está diciendo que es hechura de los indios de esta región con semejanza de las mujeres guaraníes. Por lo menos así se la conoció hasta 1853, antes de los retoques, y figuró en algunas pinturas, que se hicieron de Ella.
En la actualidad tiene rostro ovalado de una gracia singular. Ella lo quiso así, pues así se transfiguró ante su pueblo según cuenta en la documentación sobre los milagros el Padre Fray Juan de Gamarra en 1624.
La Virgen fue retocada en tiempo del párroco Fray Juan Nepomuceno Alegre por Ángel M. González en 1835 por primera vez; por el mismo González en 1884 la segunda vez en tiempo del párroco Pbro. Antonio de Obieta; y por tercera vez por Pedro José González en febrero de 1894 en tiempo del párroco Teodoro Kuchem.
La Virgen de Itatí no siempre fue así como actualmente está en su camarín. Originalmente no tenía el ropaje que ahora ostenta. Esta vestición tal vez haya sido muy anterior a la coronación del año 1900.
Los imagineros locales de la Ciudad Real o de donde fuere ya la hicieron completa con todos sus detalles. Tal como lo hicieron es una esbelta talla; pero antes de los retoques poseía un rostro redondo y morenito, el tipo clásico de las mujeres nativas.
No tiene noticia de cuándo comenzó a vestírsela. Era una costumbre española que se extendió a todas sus posesiones. Como costumbre más que centenaria se la respeta.
¿Cómo y cuándo apareció la imagen de la Virgen? Todavía es un misterio. La rodean aún algunas leyendas y no pocas suposiciones.
Fray Luis de Bolaños había fundado muchas reducciones, pueblos de indios en el Guairá, muy adentro y al este de la actual Misiones y al norte a cientos de kilómetros de las Cataratas de Iguazú; territorio entonces del imperio hispánico: a todos los atendía aunque sea de paso quedando en algunas más tiempo de acuerdo a las necesidades volviéndose sobre sus pasos a la vuelta; de modo que ltatí, entonces Yaguarí lo recuperaba aunque de paso hacia su convento de Asunción. Es probable que a su vuelta de algunas de estas correrías trajera consigo a la Virgen de Itatí seguramente con la parcialidad de ese paraje y la trajo a un lugar seguro y para premiar al Yaguarí, devoto ya entonces de la Virgen. Allí se le construyó su primer oratorio.
El Papa León XII facultó en 1899 al Obispo de Paraná Mons. Rosendo de la Lastra y Gordillo, para coronar a la Santísima Virgen. El Santo Padre bendijo la corona de oro y piedras preciosas, manufacturada en París.
La ceremonia de coronación tuvo lugar, con extraordinaria solemnidad, el 16 de Julio de 1900 en la Iglesia de la Santísima Cruz de los Milagros de la ciudad de Corrientes.
El 23 de Abril de 1918, la Virgen de Itatí fue proclamada como Patrona y Protectora de la provincia de Corrientes.
ORACIÓN A LA VIRGEN DE ITATÍ
Tiernísima Madre de Dios y de los
hombres que, bajo la advocación de la
Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí, miraste
con ojos de misericordia por más de cuatro siglos a todos los que te han
implorado, no deseches ahora las súplicas de este tu hijo, que humildemente
recurre a Ti. Atiende mis necesidades que Tú mejor que yo, las conoces. Y sobre
todo, Madre mía, concédeme un gran amor a tu Divino Hijo Jesús, un corazón
puro, humilde y prudente, paciencia en la vida, fortaleza en las tentaciones y
consuelo en la muerte. Así sea.
Pbro. Esteban Bajac
HIMNO A LA VIRGEN DE ITATÍ
Los himnos más dulces
que el pecho atesora
queremos ¡Señora! cantarlos a Ti
que tierna escogiste, con ojos clementes,
por reino Corrientes, por trono Itatí.
En vírgenes selvas que adornan la orilla
do manso se humilla el gran Paraná,
en santo misterio alzaste la tienda,
que al pobre le expenda de gracia el maná.
De pueblos fastuosos odiaste el murmullo,
por dar al orgullo un claro mentís;
Fue el indio su cuna; la cruz su bandera,
la cruz que blandiera un hijo de Asís.
Más pobre, pequeño tu pueblo, María,
fue mar de alegría cual nuevo Belén;
que allí de piedades abriste la fuente
que allí complaciente fulgura tu sien.
Enfermos, mendigos, el alma afligida,
que pasan la vida en hondo quejar,
el grande, el guerrero, el niño, el anciano,
no ruegan en vano al pie de tu altar.
Tus gracias gozaron muy grandes naciones,
lo sabe Misiones, el bello Uruguay;
Brasil su voz une al pueblo del Plata,
tus glorias relata también Paraguay.
Por eso a tu frente ceñimos corona
de Reina y Patrona con grato fervor,
pidiéndote, en cambio, nos des en el cielo
divino consuelo, corona de amor.
Letra: Pbro. Esteban Bajac
Música: Manuel Viladesau
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