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lunes, 16 de julio de 2018

Coronación de la Virgen de Itatí: “A tu frente ceñimos corona de Reina y Patrona”

“Así como es coronada en la Tierra por nuestras manos, del mismo modo merezcamos ser coronados en el Cielo de gloria y honor por Cristo, Nuestro Señor”. Estas palabras son pronunciadas por el obispo de Paraná, Monseñor Rosendo de la Lastra y Gordillo, mientras coloca la corona sobre la cabeza de la imagen de la Virgen de Itatí siendo las 10:40 horas del día 16 de julio de 1900 en el atrio del Santuario de la Cruz de los Milagros en la ciudad de Corrientes. 


La coronación de la imagen de la Virgen de Itatí comienza a ser un anhelo silencioso en los días de la coronación de las de Luján y de Catamarca. Y es expresado en voz alta desde el púlpito del Santuario de Nuestra Señora de Itatí el 8 de junio de 1897 por el sacerdote correntino Luis María Niella cuando predica a los peregrinos llegados desde la ciudad de Corrientes. Entre los peregrinos se encuentra el arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Uladislao Castellanos, venido para presidir la bendición y consagración del nuevo -y actual- templo de la Cruz de los Milagros. Niella expresa en voz alta el deseo de que la imagen fuera coronada; y pide a la misma Virgen que suscite al hombre que la habría de coronar. Desde ese día ¡simplemente! el tema queda instalado. 

La animación y organización corre por cuenta de los padres franciscanos de la Iglesia de la Merced. Monseñor Rosendo de la Lastra y Gordillo, que en 1898 asume como nuevo obispo de Paraná, recibe la petición firmada por el gobierno y pueblo de Corrientes. Asume el tema con gran decisión y, con motivo de su viaje a Roma por un Concilio, peticiona la gracia de la coronación al Papa León XIII. El Santo Padre, autoriza la coronación, concede indulgencias y lo delega para presidir la celebración en su nombre. Confeccionada la corona, con el material precioso donado por numerosos hombres y mujeres del suelo correntino, es bendecida por el Papa el 16 de julio de 1899. 

La imagen de la Virgen de Itatí es llevada a la ciudad de Corrientes en el barco “Tridente” por el río Paraná el 8 de julio de 1900 con la finalidad de que el pueblo se prepare en su presencia. En la Iglesia Matriz -hoy Catedral- los fieles tienen la oportunidad de escuchar a grandes predicadores y de participar de distintas devociones mientras llega el día fijado para el gran acontecimiento de la coronación, es decir, el 16 de julio. La imagen es llevada por gente de todos los estratos sociales hasta el atrio de la Cruz de los Milagros. Ante ella el obispo Rosendo de la Lastra y Gordillo reza el Reina del Cielo. Una multitud ocupa la Plaza de la Cruz que, entonces, incluye el terreno que en la actualidad ocupa la Escuela del Centenario. ¡Y por fin el momento esperado: la corona en la cabeza de la imagen de Nuestra Señora de Itatí!, ante los Obispos del país, de Paraguay y Uruguay. 

El Presidente de la República, Gral. Julio Argentino Roca, de puño y letra, envió una misiva; asistieron o enviaron representaciones mandatarios provinciales. Apadrinó el acto el Gobernador de Corrientes, doctor Juan Esteban Martínez y fue Madrina Da. Josefina Hardoy de Gallino, Presidenta de la Comisión Central de Damas. 

La corona impuesta sobre las sienes de la Imagen de la Virgen, había sido concebida por Forment Maurice como una exquisita joya al estilo de las coronas imperiales del Renacimiento, en oro, con incrustaciones, en sus engarces, de amatistas y topacios de gran tamaño, y dibujos afiligranados de artística expresión. 

Al momento solemne de la Coronación, sonaron cañonazos en el puerto de la ciudad, bombas de estruendo, se soltaron palomas y repicaron jubilosamente todas las campanas de las Iglesias de la ciudad de Corrientes, en el preciso momento en que el Obispo de la Lastra y Gordillo, a nombre de S.S. León XIII, colocaba sobre las sientes de la Virgen, la corona ante el llanto incontenible de la muchedumbre emocionada asistente al acto. Después sobrevinieron los festejos que siguieron por varios días y no concluyeron sino hasta el retoro final de la Imagen de la Virgen a su trono del Santuario de Itatí, terminando así el suceso más notable y conmovedor de una época. 

Y desde entonces pueblos y ciudades de la provincia y de la región se encaminan a Itatí para celebrar la coronación, por la cual los fieles expresaron su amor y su veneración con quien es la Madre de Jesús. Esta fiesta es la que más congrega en Itatí, mucho más que la fiesta litúrgica del 9 de julio.

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