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viernes, 19 de septiembre de 2014

20° ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DE EUCLIDES FARIÑA NÚÑEZ

El 18 de septiembre se cumplió el vigésimo aniversario del fallecimiento del Maestro Euclides Fariña Núñez, ideólogo y fundador de la Escuela Normal Dr. Pedro Bonastre de Itatí.

Don Euclides Fariña Núñez, ilustre educador. Ideólogo y co-fundador de la Escuela Normal Dr. Pedro Bonastre, quien falleciera el 18 de septiembre de 1994.

Don Euclides Fariña Núñez había nacido en Itatí, un 13 de setiembre en el año 1924, hijo de Don Dionisio Fariña Núñez (vice-Cónsul de Paraguay en Itatí), y de doña Ángela Remigia Gómez. Euclides era el segundo de los 7 hijos, de este matrimonio que aportó a la comunidad itateña, personas que por su formación en la educación, fueron de gran importancia para el desarrollo en ésta.

Sin dudas, para la época, eran pocos los que podían acceder a continuar en la ciudad de Corrientes, estudios secundarios de formación docente (para los más jóvenes, se tardaba a Corrientes más de 5 horas de viaje, por el camino real o Ruta 1). Sus estudios primarios, lo hizo en la Escuela Parroquial Monseñor Niella, y sus estudios secundarios en la Escuela Normal Regional Juan Manuel Estrada de la ciudad capital de Corrientes.

Cursando sus estudios, fallece su padre en el año 1940, año en el que la economía familiar de doña Ángela Gómez de Fariña Núñez, se complica quedando al frente del comercio Humaitá, y debiendo afrontar y superar esta situación para que Euclides, quien tenía 16 años, pudiera graduarse al año siguiente, como Maestro Normal Regional, destacado alumno además y brillante para las Ciencias Exactas y en particular para Matemática.

Inicia su carrera en la docencia de muy joven, el gusto por la lectura inculcado de niño por sus padres, han hecho de él un hombre autodidacta, pues sin ser abogado tenía pasión por las leyes y filosofía y letras. Católico de religión, y profundamente devoto de la Virgen de Itatí.

Recién recibido, debió emigrar al Chaco, donde hizo sus primeras experiencias, en una estación o pueblo pequeño llamado Enrique Urien, pues era época de tiempos difíciles para obtener un trabajo, y ya sabía por su hermano mayor Ferécides, que debió emigrar a Esquel, en búsqueda de lo mismo. Este hermano mayor, fallece con sólo 27 años de edad, y Euclides regresa a la provincia de Corrientes, para apuntalar a su madre con poco más de 20 años, siendo casi un padre para el resto de sus hermanos que estudiaban: Buenaventura, Eurípides, Celsa (fallece a poco de nacer), Prisciliano y María Osvalda. El servicio militar lo hizo en Corrientes Capital, en el Distrito militar Corrientes situado en ese entonces por Córdoba e Irigoyen (hoy Gendarmería Nacional).

Su regreso a Itatí, lo hizo como maestro de grado en el paraje San Benito, luego fue maestro de grado en la Escuela Nacional N° 276, y fue vice-director por concurso del mismo, posteriormente accede al cargo de director, también por concurso de la misma escuela.

Se casó con Elza Graciela Ruiz Diaz, también docente, un lunes 31 de enero de 1948, (eligieron ese día por ser su esposa devota de San Juan Bosco), fueron a la Iglesia en el auto que facilitara un amigo de la familia don Francisco Lovato.

Del matrimonio nacieron 4 hijos varones: José Luis, Jorge Raúl, Dionisio (fallecido a los 39 años de edad), y Roberto.

Euclides y José Luis Fariña Núñez.

Euclides Fariña Núñez, Chela Ruiz Díaz, Jorge Fariña Núñez y esposa María Concepción Gervasoni.

La importancia de esto en el contexto de la creación de la Escuela Normal, tiene el sentido de cómo entender el entorno social y cultural, de vivir en un pueblo donde las posibilidades se acotaba para el futuro de sus hijos, y es aquí la razón de nombrar esta cuestión, pues a decir de su hermana Ventura, cuando el primero de sus hijos terminaría la primaria en la Escuela Parroquial, si bien ellos estaban ya en una posición económica acomodada para la época, pensaban que se les haría complicado el acompañamiento de cerca a sus hijos, que ambos las habían sufrido de algún modo, con un desarraigo temprano, por seguir estudiando que en ambas familias era una máxima indiscutible.

Comenzó entonces, Euclides, a hablarlo con su vecino don Encinas y Alarcón, y entre conversaciones familiares y sociales, formales e informales (truco de por medio), fueron dando forma a esa loca idea de gestionar un colegio secundario para Itatí, acompañando en la comisión las señoras Eva Celeste Vega de Gervasoni y Lilian Hebe Marcomini de Niella. Como tantos docentes, que fueron los forjadores de generaciones de estudiantes de este pueblo, cuando por fin después de mucho andar, un 19 de marzo del año 1962, se formaliza la creación de la Escuela Normal Dr. Pedro Bonastre.

HABLAR DE EUCLIDES, PARA MÍ EN PRIMERA PERSONA
Está llena de subjetividades, y emociones muy fuertes, porque si hay alguien después de mis padres que me inculcaron la contracción al estudio fueron precisamente, Tío Euclides y Tía Chela (su esposa). Ella, sin dudas fue el pilar de mi tío, quedó postrada y la conocí así, yo era como su dama de compañía por las tardes con quien hacía mis tareas, luego cuando el tío venía de la escuela tras largas jornadas, ella corregía pruebas y carpetas a lápiz, y alivianaba la difícil tarea del docente secundario de matemática.

Tío generoso si lo fue, cada verano, por problemas de enfermedad de tía Chela, alquilaban una casa en Rio Ceballos (Córdoba), lugar donde el clima, calmaban los dolores reumáticos. Y seguro uno de sus sobrinos era invitado por el tío.

Lo vi triste a él, sólo ante la muerte de mi abuela (Ángela) y luego el de Tía Chela un 15 de setiembre de1981. Jamás lo escuché quejarse, por ningún problema, lo sabía disimular muy bien, aceptó con hidalguía la adversidad de la enfermedad de su esposa a quién la amó sin disimulo, la atendía como una reina, y se ocupaba personalmente que no le faltara nada. El té de las 5 de la tarde, por citar una anécdota.

Un abuelo malcriador, y con sus nietos, las reglas obtusas se rompieron, las siestas del silencio sepulcral ya no fue tal. Por suerte, la vida me dio la oportunidad de que junto con mis padres me recibieran tirando cohetes el día que obtuve mi título universitario, que el tanto me alentara. Complací su pedido, como el de mi tía, que si tuviera una hija mujer lleve por nombre María Fátima (pues mi tía había nacido un 13 de mayo día de la Virgen de Fátima, y que como no tuvo hija quería que yo la pusiera ese nombre si yo tenía una nena).

Los hijos de mi tío han querido tanto a mi padre, como yo al de ellos. El camping, la pesca, los asados familiares, han hecho que tengamos un anecdotario familiar inagotable, reservada hoy a nuestros encuentros familiares infaltables de cada fin de año.

Que decir, que no se ha dicho de él , un visionario, un innovador, un solidario esos hombres , que enseñaba con el ejemplo, de un vocabulario rico, prudente en sus expresiones, sincero a la hora de la crítica, para invitarte a que mejores. Sólo quiero hoy a 20 años de tu partida, decirte que como siempre digo, recordarte con alegría, agradecerte que pensaste en el futuro de tu hijo, pero también el de los míos y en el de muchos. Que fui tu alumna, que fuiste un gran profesor, pero para mí, fuiste un gran tío, y quiero agradecértelo, sé que el cyber-espacio hará que llegue hasta el cielo estas palabras que me dicta el corazón, sé que no quiero entrar en el historicismo estricto del método, pero sé también que llegaría el momento de superar prejuicios a decir lo que pienso y lo que siento por vos, y creo que te lo debía. Cumplí.

Pero quiero que escriban, quienes te conocieron desde otro aspecto de tu vida, y hoy escogí dos personas para iniciar.

“UNA PERSONA INNOVADORA, CASI REVOLUCIONARIA EN SUS EXPRESIONES Y ACCIONES”
Así lo testimonia el señor Antonio Maidana, quien fuera, ex alumno, colega y también su director en la Escuela Parroquial Monseñor Luis María Niella.

(Textual) *Los niños y jóvenes que atravesaron por sus manos, llevan huellas imborrables de ese maestro de grado. Su responsabilidad, amor al trabajo y por sobre todo el cariño inmenso hacia sus alumnos lo hizo depositario del afecto sincero de toda la comunidad educativa donde le tocó desempeñarse. Era una persona innovadora, casi revolucionaria en sus expresiones y acciones, en su ideología. Los valores humanos que poseía supo transmitir con sublime pasión, los dones que Dios le dio y los puso al servicio de sus alumnos con profesionalismo, amor y gran dedicación.

A los colegas permitió compartir experiencias, con moderación y profundo respeto que su sola presencia imponía. Estas humildes palabras están escrita por quién orgullosamente fue su alumno, después colega y finalmente amigo, virtud de la que hacía un verdadero culto. Señor Euclides: Un ejemplo!

“INSPIRABA RESPETO Y NO TEMOR, TENÍA DOMINIO DE LOS ALUMNOS Y ASCENDENCIA SOBRE LOS COLEGAS”
De aspecto muy serio, pero muy cordial y agradable, supo ser, según lo testimonia la señora Lilian Hebe Marcomini de Niella (Yiya), más que un Director un compañero muy cordial y generoso, conciliador de pocas palabras, las necesarias, muy preparado, sabía de todo un poco, era tan generoso y leía tanto sobre legislación escolar, que sabía de nuestros derechos, a punto tal que una vez hizo una reunión informal con los colegas de la Escuela Nacional N° 276, del cual fue director, para informarnos que existía una caja complementaria de aportes jubilatorios, que requería de algunos trámites y gestiones, que si creían conveniente, “yo la iniciaré por mí, y no tengo problemas de hacer las gestiones para ustedes”, y así fue, muchos nos beneficiamos y hasta hoy yo percibo ese haber complementario.

Con los alumnos, más cabezudos, como era yo maestra de 7mo. grado, a veces tenía que proceder y él nos decía que cuando existían problemas de disciplina, los notificáramos a él. Así fue que un día llevé a unos de mis alumnos, a la dirección. Noté con el correr del tiempo que el alumno había mejorado, al tiempo procedí de la misma manera con otro alumno y sucedió lo mismo, sentí curiosidad entonces, y fui a ver que hacía con los niños de 7mo., y los ponía de penitencia al lado de un armario parado y sin hablar. Los niños, advertían que él ni los retaba ni nada, estaban allí tiesos (obviamente hablo de una época, dónde los padres consentían que a sus hijos le dieran penitencia).

Otro valor que poseía, es que recorría todos los días los salones, inspiraba respeto y no temor, tenía dominio de los alumnos y ascendencia sobre los colegas. Era muy respetado.

A la hora de dejar asentado en los cuadernos de actuación docente, también era generoso.

Y respecto de la idea fundacional de la Escuela Normal de Itatí, que en realidad primero tuvo la orientación agraria, fue el pilar fundamental junto a don Encinas y don Alarcón, acompañados del hijo de don Encinas: Tito, que era quien manejaba el vehículo en el que se viajaba a Corrientes a realizar las gestiones para que se abriera en Itatí el Ciclo básico (Secundario).

Queridos lectores, agradezco la lectura del texto en memoria de Euclides Fariña Núñez, con errores y aciertos, no quise dejar pasar este día sin dedicárselo. Gracias. 

María Griselda Aquino (hija de la hermana menor de Euclides)

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