Hace pocos días leo, en este mismo diario, la noticia de que en Itatí, pueblo del que soy hijo y en el que estoy al menos una vez a la semana, un grupo de personas han usurpado terrenos del Arzobispado de Corrientes.
Con mucha pena constato que, sumado a la indiferencia total que hay a casi cualquier ley en todo el país, la ley de la selva y el atropello ha cobrado cuerpo en este pueblo también.
Pero esta práctica, aunque ilegal e indignante ya no sorprende en la triste Argentina de hoy pero sí en el pequeño pueblo de Itatí al que hoy no puedo llamar “pueblo de la Virgen”. Porque lo que más me duele de esta situación es el SOSPECHOSO silencio de las autoridades, algunos nombres propios poderosos que intervienen y, peor aún, la complicidad muda de mis compueblanos que parecieran preferir rezar sus misas de domingo, “chimentar” novedades personales de la gente y no poner el grito en el cielo por semejante atropello.
Hay que frenar hoy el primer paso de lo que, si se lo permite, serán muchos en la apropiación indebida de inmuebles. Seguramente cuando nos toque la puerta para apropiarse alguien de lo que nos pertenece querremos llorar sobre la leche derramada.
Este “pueblo de María” al que pertenecemos está pagando con inseguridad, corrupción, drogas, etc., la indiferencia de otras épocas.
Hace años que somos titulares, en la sección de policiales más que en la de cultura como en otro momento.
Que no nos pase también con este tema. ¡ITATEÑOS, hablemos ahora o finalmente CALLEMOS PARA SIEMPRE!
PABLO E. BONASTRE
DNI 27837762
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