En la Basílica se celebró la misa de clausura y luego la procesión de antorchas alrededor de la plaza finalizando con el canto del “Adiós, Reina del Cielo”.
El superior provincial de la Obra Don Orione, padre Gustavo Aime, presidió la celebración eucarística de cierre de los festejos en Itatí, concelebrada por el rector del santuario padre Santiago David Penzotti y sacerdotes orionitas. Antes de concluir la misa el padre Aime encomendó a la Virgen a los Hijos de la Divina Providencia y a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad.
Luego dio inicio la procesión con la Santísima Cruz de los Milagros, la imagen de San Luis Orione, San Luis Rey de Francia y la Virgen peregrina de Itatí.
A pesar del frío, con 4 grados de sensación térmica, los peregrinos acompañaron la procesión que rodeó la plaza Fray Luis de Bolaños.
De vuelta en el atrio de la Basílica se cantó el Himno a la Virgen de Itatí y se rezó su oración. Luego el padre Penzotti dirigió una palabras de agradecimiento a cuantos han preparado esta hermosa fiesta de nuestra Patrona, “un ejército de servidores, a los sacerdotes que han venido de otros lugares, 80 servidores de Claypole, 20 de Asunción (Paraguay), de Tucumán, de Rosario, de las distintas comunidades, a los Scouts de Corrientes y San Luis del Palmar”.
Además agradeció “a los itateños, con qué hospitalidad y cariño han puesto a servicio todos sus dones y talentos al servicio de su Madre, especialmente a los que sirven en el santuario”.
Luego remarcó la acción del padre Epifanio Barrios, párroco de San Luis del Palmar por su trabajo durante las inundaciones en esa localidad.
Después se rezó el Avemaría y los sacerdotes imploraron la bendición de Dios para todos los fieles “sobre sus familias, el trabajo, el pan de cada día, la paz en nuestros pueblos”.
El padre Epifanio manifestó: “gracias a Ella, a Mamá María, junto a nuestro gran santo San Luisito y a Dios nuestro Señor que a veces nos prueba, medio nos ahorca, pero seguimos caminando”.
Y luego llegó el momento de la gran despedida, “le decimos hasta el año que viene, Reina y Madre nuestra” decía el animador y se cantó el canto del “Adiós, Reina del Cielo”, mientras se lanzaban los fuegos de artificio y los fieles se despedían de la Virgen con las manos en alto.
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