El Arzobispo convocó a rescatar la familia, la que "sistemáticamente está sometida a la desvalorización".
Así sentenció monseñor Andrés Stanovnik en la homilía de la misa que presidió en la Basílica de la Virgen de Itatí ayer, al clausurar el encuentro, donde también advirtió de "la triste condición humana cuando se cierra sobre sí misma" porque "en ese ensimismamiento se juega su felicidad o su desgracia, la vida o la muerte".
Con la presencia de miembros de la Pastoral Familiar de las 10 Diócesis que conforman las 2 provincias eclesiásticas del NEA, se realizó este fin de semana un encuentro regional en Itatí, que estuvo presidido por el presidente de la Comisión Episcopal de Laicos y Familia, y responsable del Área Familia de la Región, monseñor Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas, Misiones.
Entre los objetivos se destacaron el compartir la realidad de esta Pastoral de cada diócesis, avanzar en la formación y animar a las Diócesis para que conformen un Secretariado o Comisión de Pastoral Familiar y en caso de que ya existan, que se actualicen, optimicen y fortalezcan su coordinación con el Secretariado Nacional.
El encuentro culminó con la Misa que presidió ayer a la mañana el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik.
"Revalorizar a la familia", como dice la primera parte del lema, significa rescatarla de la desvalorización a la que está sometida sistemáticamente. Pero para poder realizar ese rescate es necesario redescubrir la pareja humana, constituida por el varón y la mujer, como un verdadero regalo de Dios y no como mero resultado de una construcción humana, que la termina reduciendo y alterando peligrosamente. Y reconocer que el don de la pareja es signo del Don divino, del cual los esposos cristianos son ministros el uno para el otro, reflejando así que "lo más humano es sacramento de lo divino" (Los Aportes..., n. 67). En ese sentido, los esposos cristianos, "como padres son imagen y presencia irremplazable de la paternidad de Dios en la vida de sus hijos (...) El afecto y la cercanía que sólo los padres pueden mantener con sus hijos pequeños les permite comunicar una imagen de Dios íntima y cálida que queda grabada para siempre en lo profundo de su corazón" (Los Aportes..., n. 75)", sostuvo el Pastor en su predicación.
"En esta Santa Misa, con ustedes damos inicio a la tarea de este año bajo el lema: 'Revalorizar la familia, regalo de Dios y misionera de la vida', y le pedimos a María de Itatí, junto a la Cruz, que nos enseñe a hacerlo como verdaderos discípulos misioneros de su Hijo".
"Veamos ahora qué nos dice la Palabra de Dios, en este tercer domingo de Cuaresma, en vista de prepararnos bien a la celebración del gran misterio de nuestra fe: la Pascua del Señor; y, en particular, para la iluminar la vida y la misión del matrimonio y la familia. En la primera lectura escuchamos que Dios se revela a Moisés como el Dios de la Vida, bondadoso y compasivo. Es el Dios que ve la opresión de su pueblo y decide actuar; es el Dios que se conmueve cuando oye sus gritos de dolor (cf. Ex 3.7). Como podemos ver, no es un Dios lejano y desinformado. Podríamos decir que es el Dios que se arremanga y se compromete con la historia y el destino de su pueblo. Para llevar a cabo su obra, elige y envía a Moisés: "Ahora ve -le dice- yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas" (Ex 8.10). La vida de este pueblo depende ahora de la obediencia de Moisés a la Palabra de Dios. Desde el momento que le dijo a Dios aquí estoy, Moisés ya no se pertenece, es un hombre que se puso en las manos de Dios, para que Dios, por medio de él, salve a su pueblo".
En ese sentido, fundamentó que "la familia, regalo de Dios, como leemos en el lema, es una realidad que no se pertenece a sí misma, pertenece a Dios, es un don de él. Como Moisés, la familia fue elegida y llamada por Dios para una misión. La familia cristiana es un don de Dios y una tarea, por eso también a ella le cabe responder, con las palabras de Moisés: "Aquí estoy", con la disponibilidad de "vivir y comunicar, con la mayor transparencia posible, tu entrañable misericordia, porque eres bondadoso y compasivo".
Entonces, instó a que "es necesario que nos ayudemos a recuperar el matrimonio y la familia como un regalo de Dios".
En ese aspecto advirtió que "si se pierde esa visión, si el hombre vive su vida desvinculado de Dios, por quien fue creado y para quien fue hecho (Ver Génesis 3,27), todos sus vínculos se vuelven inestables. 'La Pastoral Familiar tiene que explorar las "nuevas posibilidades del amor"; de un amor que, aunque se exprese de manera diferente al de otras épocas, sea un verdadero y saludable vínculo del varón y la mujer, de los padres y los hijos".
"Hoy sentimos el sufrimiento y gritos de dolor de muchas familias"
"En una época de transición, como la que estamos atravesando, necesitamos abrir más los ojos para ver qué es bueno para el matrimonio y la familia y qué no lo es; qué le hace bien a los esposos y a los hijos y qué los daña, a veces, irremediablemente. La Pastoral Familiar, aun cuando "no puede ni tiene que solucionar todos los problemas, pero sí está llamada a brindar acompañamiento y atención a familias concretas y personas concretas", para que lleguen a "dar testimonio de la Buena Noticia del amor y de la vida" (Los Aportes... Conclusión). Sobre todo, animando a los matrimonios y familias a vivir gozosamente la belleza de su vocación y misión, mostrando que es una propuesta mucho más humana y más plena que otras; que la estabilidad del matrimonio brinda un ambiente más favorable para el crecimiento y la maduración de los hijos que la inestabilidad; que la durabilidad de los vínculos influye positivamente en el proceso de integración social y en la formación de conductas solidarias, participativas y responsables; y que, entre las muchas ventajas que posee el vínculo estable entre el varón y la mujer para vivir una vida humana más plena y feliz, están también los beneficios sociales y hasta económicos que brindan a la sociedad. En síntesis, es mucho más ventajoso, desde todo punto de vista, una pareja humana con un vínculo estable y duradero", enumeró el arzobispo Andrés Stanovnik.
Así sentenció monseñor Andrés Stanovnik en la homilía de la misa que presidió en la Basílica de la Virgen de Itatí ayer, al clausurar el encuentro, donde también advirtió de "la triste condición humana cuando se cierra sobre sí misma" porque "en ese ensimismamiento se juega su felicidad o su desgracia, la vida o la muerte".
Con la presencia de miembros de la Pastoral Familiar de las 10 Diócesis que conforman las 2 provincias eclesiásticas del NEA, se realizó este fin de semana un encuentro regional en Itatí, que estuvo presidido por el presidente de la Comisión Episcopal de Laicos y Familia, y responsable del Área Familia de la Región, monseñor Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas, Misiones.
Entre los objetivos se destacaron el compartir la realidad de esta Pastoral de cada diócesis, avanzar en la formación y animar a las Diócesis para que conformen un Secretariado o Comisión de Pastoral Familiar y en caso de que ya existan, que se actualicen, optimicen y fortalezcan su coordinación con el Secretariado Nacional.
El encuentro culminó con la Misa que presidió ayer a la mañana el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik.
"Revalorizar a la familia", como dice la primera parte del lema, significa rescatarla de la desvalorización a la que está sometida sistemáticamente. Pero para poder realizar ese rescate es necesario redescubrir la pareja humana, constituida por el varón y la mujer, como un verdadero regalo de Dios y no como mero resultado de una construcción humana, que la termina reduciendo y alterando peligrosamente. Y reconocer que el don de la pareja es signo del Don divino, del cual los esposos cristianos son ministros el uno para el otro, reflejando así que "lo más humano es sacramento de lo divino" (Los Aportes..., n. 67). En ese sentido, los esposos cristianos, "como padres son imagen y presencia irremplazable de la paternidad de Dios en la vida de sus hijos (...) El afecto y la cercanía que sólo los padres pueden mantener con sus hijos pequeños les permite comunicar una imagen de Dios íntima y cálida que queda grabada para siempre en lo profundo de su corazón" (Los Aportes..., n. 75)", sostuvo el Pastor en su predicación.
"En esta Santa Misa, con ustedes damos inicio a la tarea de este año bajo el lema: 'Revalorizar la familia, regalo de Dios y misionera de la vida', y le pedimos a María de Itatí, junto a la Cruz, que nos enseñe a hacerlo como verdaderos discípulos misioneros de su Hijo".
"Veamos ahora qué nos dice la Palabra de Dios, en este tercer domingo de Cuaresma, en vista de prepararnos bien a la celebración del gran misterio de nuestra fe: la Pascua del Señor; y, en particular, para la iluminar la vida y la misión del matrimonio y la familia. En la primera lectura escuchamos que Dios se revela a Moisés como el Dios de la Vida, bondadoso y compasivo. Es el Dios que ve la opresión de su pueblo y decide actuar; es el Dios que se conmueve cuando oye sus gritos de dolor (cf. Ex 3.7). Como podemos ver, no es un Dios lejano y desinformado. Podríamos decir que es el Dios que se arremanga y se compromete con la historia y el destino de su pueblo. Para llevar a cabo su obra, elige y envía a Moisés: "Ahora ve -le dice- yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas" (Ex 8.10). La vida de este pueblo depende ahora de la obediencia de Moisés a la Palabra de Dios. Desde el momento que le dijo a Dios aquí estoy, Moisés ya no se pertenece, es un hombre que se puso en las manos de Dios, para que Dios, por medio de él, salve a su pueblo".
En ese sentido, fundamentó que "la familia, regalo de Dios, como leemos en el lema, es una realidad que no se pertenece a sí misma, pertenece a Dios, es un don de él. Como Moisés, la familia fue elegida y llamada por Dios para una misión. La familia cristiana es un don de Dios y una tarea, por eso también a ella le cabe responder, con las palabras de Moisés: "Aquí estoy", con la disponibilidad de "vivir y comunicar, con la mayor transparencia posible, tu entrañable misericordia, porque eres bondadoso y compasivo".
Entonces, instó a que "es necesario que nos ayudemos a recuperar el matrimonio y la familia como un regalo de Dios".
En ese aspecto advirtió que "si se pierde esa visión, si el hombre vive su vida desvinculado de Dios, por quien fue creado y para quien fue hecho (Ver Génesis 3,27), todos sus vínculos se vuelven inestables. 'La Pastoral Familiar tiene que explorar las "nuevas posibilidades del amor"; de un amor que, aunque se exprese de manera diferente al de otras épocas, sea un verdadero y saludable vínculo del varón y la mujer, de los padres y los hijos".
"Hoy sentimos el sufrimiento y gritos de dolor de muchas familias"
"En una época de transición, como la que estamos atravesando, necesitamos abrir más los ojos para ver qué es bueno para el matrimonio y la familia y qué no lo es; qué le hace bien a los esposos y a los hijos y qué los daña, a veces, irremediablemente. La Pastoral Familiar, aun cuando "no puede ni tiene que solucionar todos los problemas, pero sí está llamada a brindar acompañamiento y atención a familias concretas y personas concretas", para que lleguen a "dar testimonio de la Buena Noticia del amor y de la vida" (Los Aportes... Conclusión). Sobre todo, animando a los matrimonios y familias a vivir gozosamente la belleza de su vocación y misión, mostrando que es una propuesta mucho más humana y más plena que otras; que la estabilidad del matrimonio brinda un ambiente más favorable para el crecimiento y la maduración de los hijos que la inestabilidad; que la durabilidad de los vínculos influye positivamente en el proceso de integración social y en la formación de conductas solidarias, participativas y responsables; y que, entre las muchas ventajas que posee el vínculo estable entre el varón y la mujer para vivir una vida humana más plena y feliz, están también los beneficios sociales y hasta económicos que brindan a la sociedad. En síntesis, es mucho más ventajoso, desde todo punto de vista, una pareja humana con un vínculo estable y duradero", enumeró el arzobispo Andrés Stanovnik.
Con tono particular en su voz, admitió que "hoy sentimos los sufrimientos y oímos el grito de dolor de muchas familias, angustiadas por la desintegración y otras gravemente dañadas. La Pastoral Familiar está llamada a crear "espacios pastorales que ayuden a las personas a transformar sus temores por tantos fracasos, en creatividad para encontrar caminos de crecimiento y habilidades para afrontar las dificultades".
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