El 15 de agosto de 2009 se inauguraron las obras de refacción y restauración de la Basílica de Nuestra Señora de Itatí, acción encarada por el Gobierno de la Provincia de Corrientes, hito importante para la preservación del patrimonio arquitectónico de Itatí.
Desde entonces, y en contraposición a la protección del legado cultural, la Cruz Fundacional de Itatí, en irrespetuoso acto, se encuentra en un lugar inadecuado, a la intemperie, lo que atenta con su integridad debido a su exposición a distintos agentes de deterioro, sin que hasta el día de hoy se hayan tomado algún tipo de medida para rectificar este hecho lamentable.
La Cruz Fundacional de Itatí y su incierto destino
Por Miguel Fernando González Azcoaga
La permanencia de la histórica Cruz Fundadora de Itatí, en lugar tan inadecuado e irrespetuoso para la tradición histórica del pueblo correntino, como puede resultar su colocación a la intemperie, clavada al suelo, en cemento, al costado izquierdo de la Basílica Santuario de Nuestra Señora de Itatí, nos lleva a dos reflexiones matrices de las que devienen sobradamente otras: primero, que se ignora por completo cuáles han sido los méritos que hacen tradicionalmente valioso a este leño, patrimonio tangible no sólo de los itateños, sino más bien de la Provincia toda. Lo segundo, que es evidente que de seguir esta situación triste, la Cruz Fundadora de Itatí sometida a los vejámenes lastimosos de la intemperie y los insectos, concluirá su vida en nuestra generación, y una vez más los que vengan no hallarán respuesta suficiente para explicar el deterioro y desaparición de tan venerable reliquia.
La historia de la Cruz Fundadora parece hallar crédito en una antiquísima como venerable tradición de la que se hicieron eco no pocos historiadores y que el Padre Esteban Bajac, uno de ellos, Historiador y Doctor respetable de la Diócesis de Corrientes en tiempos del Obispado Niella, explicó sobradamente recordando que en el primitivo cementerio de la Reducción Franciscana de Itatí se levantó, por los años de 1615, “una cruz idéntica en la forma a la del milagro, cruz que hoy figura en el Santuario de Itatí en su altar lateral de la parte de la epístola: la leyenda afirma que los indios recogidos por el general Alonso, en la reducción de las inmediaciones del Yaguari, fabricaron esa cruz con las ramas del mismo árbol con que se construyó la de Arazaty. Sea lo que fuere de esta leyenda, la verdad es que su forma y caja de madera la representan; es más pequeña y de urunday”.
Lo cierto es, no obstante lo certero de las crónicas, que la cruz es vieja en su estructura y existe todo un recorrido perfectamente verificable en su devenir secular. Por ello, hacia 1856, Fray Juan Nepomuceno Alegre, Cura Párroco del Santuario de Itatí, escritor y cultor de nuestro pretérito, a más de insigne constructor, para nada manco en los menesteres de la historia, hizo traer la cruz de referencia para entronizarla en la capilla del cementerio franciscano del pueblo de Itatí, que se terminaba de inaugurar, de donde en 1916, en solemne acto público y religioso, los venerables Monjes Benedictinos, hicieron conducir la preciosa reliquia hasta el Santuario donde se la entronizó solemnemente como lo recuerda Bajac.
Producido el lamentable desmantelamiento del antiguo Santuario, y ante la apertura del que tendría carácter de Basílica, y que lo es hoy, en 1950, la cruz mudó una vez más de lugar para ser dispuesta en su interior, y allí estuvo hasta 1980 cuando se inauguró el Museo de Arte Sacro de la Pura y Limpia Concepción, a cuyo recinto pasó con sobrados méritos para presidirlo.
El deterioro de la antigua Iglesia de Alegre y Obieta, y el obligado desmonte del Museo Sacro para las obras de puesta en valor, en 1997, que tardaron años en concretarse y recién culminaron en 2004, con motivo del Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Corrientes, empujaron a la cruz y al valioso legado museístico al destino incierto de los depósitos, de los que las piezas, menos la cruz, volvieron a salir cuando en 2005 se realizó a través de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia, la puesta en valor y remontaje del Museo de Arte Sacro. Pero la Cruz Fundacional de Itatí no regresó por alguna causa no conocida, permaneciendo en los depósitos pese a los reclamos continuos de devolverla al ámbito del Museo, a un espacio allí preparado para su preservación.
Hace un tiempo, pudimos ver con desagradable sorpresa, la misma que nos asistió a muchos cuando manos impías y descomedidas impulsaron, y lograron, la destrucción del aljibe confederal, que subsistía como testimonio seguro del viejo convento franciscano de Itatí, reconstruido ante gestiones encaradas por la Subsecretaría de Cultura de la Provincia, como esta vez, la Cruz Fundadora era presa del más temible como irresponsable acto de barbarie, su disposición en lugar inadecuado, su sometimiento al sol, la lluvia, los vientos y otros factores de deterioro, cuando no toda otra lacra, de impúdicas plagas, que atemorizan la permanencia de la madera vieja que tallaron en tiempos de la colonia nuestros indios vasallos y piadosos de Itatí.
La Cruz Fundacional, hermana menor de la de los Milagros de Corrientes, merece, por todo lo que conlleva en sí misma, un mejor destino que el que creen quienes por circunstancias fortuitas deciden su destino, con desmerecimiento sobradamente señalado de toda una simbología emblemática, de sus cuatro siglos de historia rica y curiosa.
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