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domingo, 6 de diciembre de 2015

EL ORGULLO DE SER ITATEÑO

Itatí, reducción guaranítica franciscana, que un 7 de diciembre de 1615 Fray Luis de Bolaños organizara en lo que es hoy uno de los pueblos más antiguos de la Argentina.


Sin dudas Bolaños, con la ayuda de fray Luis Gámez han sido los evangelizadores de un sitio que disponía de recursos naturales extraordinarios, como el majestuoso río por el que en 1528 ya habría pasado el marino Gaboto.

La construcción de la Reducción de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí no fue fácil. Pero seguro fue una bendición haber sido evangelizados por franciscanos que dieron todo de sí, para hacer de Itatí una comunidad pujante.

Después de tantos años de historia, la década del 1983, de una democracia recuperada, significa que la lucha de mis abuelos y padres no fue en vano, nací en democracia, nací en libertad. Y sé que eso es muy bueno para todo ciudadano, por ello creo profundamente que Itatí nos necesita a todos, sí a todos porque estoy convencido que este pueblo tuvo y tiene personas valiosas, como los docentes rurales, los maestros que forjaron a muchas generaciones de itateños, del policía, del bombero, del personaje urbano, del rural, de los que se involucran desde el lugar que ocupan para hacer mejor al menos, de que un itateño o varios vivan mejor.

Que este pueblo de Bolaños, de Güerí, de los Vallejos, Niella, García, del Coronel Desiderio Sosa, de lo originarios Poritú, Ararí, Pachué, Guay o Guey, Cuyuá, y tantos hombres y mujeres que desde el anonimato, hicieron lo suyo, de inmigrantes, de locales, que supieron convivir y darse la mano unos con otros.

Y me toca nombrar, por ejemplo a Don Francisco Lovato, un brasilero que hizo de la plantación de arroz un eje de desarrollo para la época, que donó parte de sus tierras para que el actual acceso a Itatí, ruta Provincial 20 se concretara; al sacerdote César Luis Corazza, que hizo un verdadero apostolado por lo que menos tienen desde la Escuela Parroquial; o de Euclides Fariña Núñez y el cuerpo de docentes fundadores de la Escuela Normal; o de Doña Balbina Niella, maestra de maestras; como de Don Cándido Fernández, albañil que colocara la piedra fundamental de la construcción de la Basílica; de Sinesio el aguatero (inmortalizado por Pocho Roch en una canción).

En fin Itatí, tiene una larga y rica historia de la cual solo he vivido un cuarto de siglo de los cuatro que cumple. Pero siento la imperiosa necesidad como concejal de este bendito pueblo de animarme a escribir lo que siento, lo que sé, lo que pienso y lo que deseo profundamente que suceda, como necesidad imperiosa de juntarnos de “enchamigarnos”, mirando atrás para aprender de nuestra historia y errores, observando el presente para saber que todo es producto de lo que hacemos o dejamos de hacer, para mirar el futuro con fe y esperanza, para que con humildad aportemos lo mejor de nosotros para el crecimiento y desarrollo de nuestro pueblo. Para que seamos agradecidos a la vida, por vivir en el pueblo de la Virgen, agradecidos a nuestros maestros y nuestras familias, por inculcarnos los valores que portamos, y para que nuestros mayores sean reconocidos en una sociedad más justa, los jóvenes encuentren futuro en nuestro pueblo y nuestros hijos reciban un pueblo que gusto ser vivido y sintamos el verdadero orgullo de SER ITATEÑO.

En este IV Centenario, Itatí nos necesita a todos unidos y que este cierre de año sea lo mejor para todos un abrazo grande y con mucho afecto, Oscar Ruiz Aquino.

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