Con la mirada fija en Jesús y en su rostro misericordioso, el Santo Padre en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, ha inaugurado el Jubileo Extraordinario, que abre para todos nosotros, la humanidad entera, "La puerta de la Misericordia de Dios". En comunión con toda la Iglesia Universal, en la mañana de hoy, se inauguró solemnemente en la Basílica-Santuario de Nuestra Señora de Itatí, la puerta que será preludio de una profunda experiencia de gracia y de reconciliación.
La celebración estuvo presidida por el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna y dio inicio en el atrio del templo. Antes de comenzar la ceremonia religiosa, el rector del Santuario, padre Roberto Simionato, dio la bienvenida al prelado agradeciendo el acompañamiento para esta especial ocasión.
Luego de hacer el gesto de abrir la Puerta Santa, en la Basílica, monseñor y el pueblo congregado, se dirigieron procesionalmente hasta el altar, donde se encendió la tercer vela de la Corona de Adviento, dando realce al tercer domingo de este tiempo de preparación para la Navidad.
Después el celebrante, invitó a la feligresía a realizar memoria del Bautismo, mientras la asamblea fue rociada con agua bendita. Terminado la aspersión, se realizó la solemne apertura de la Sede Penitencial, donde se bendijo el confesionario como lugar de la celebración del sacramento de la penitencia y reconciliación, "convirtiéndose en la Puerta de la Misericordia", y se entronizó el Evangelio.
Seguidamente se proclamó la Palabra de Dios, se realizó la oración de los fieles y se hizo la procesión de ofrendas. Momento muy emotivo se vivió después de la comunión, cuando invitados por el señor arzobispo emérito la asamblea cantó la "Salve"; invocando a María de Itatí, como Madre de la Misericordia, para que la dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos descubrir la alegría de la ternura de Dios.
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