La tradición nos habla de un milagro ocurrido en fecha cercana a la fundación de Corrientes. La circunstancia del mismo sería la siguiente:
Los españoles construyen un fuerte en Arazaty que les sirve de base para la exploración del lugar y de su preparación para una futura ciudad. En cercanías al asentamiento los conquistadores colocan una cruz armada con dos trozos de urunday. Unos grupos de aborígenes atacan a los españoles quienes se ven forzados a quedarse en el fuerte y luchar para salvar sus vidas. Los aborígenes, que no pueden vencer a un puñado de hombres, e interpretando que la cruz sería el hechizo que los protege, procuran incendiarla. Pero, oh prodigio, aunque insisten una y otra vez, la cruz no entra en combustión. El milagro de la cruz consistiría entonces en la incombustión de la misma.
En los detalles del acontecimiento milagroso la tradición ya no es tan unánime, pudiéndose hablar de varias tradiciones. Porque a la incombustión una tradición agrega que un rayo habría acertado y matado a los incendiarios aborígenes por lo que el resto habría interpretado una intervención divina en favor de los españoles; y en definitiva a favor de la paz. Otra tradición, en vez de un rayo, habla de un "tiro de arcabuz", el que habría sido interpretado como un rayo, procedente igualmente de la divinidad.
A lo largo de nuestra historia son muchos los que han pensado que el milagro -más que la presencia de un rayo, de un arcabuz, y de la misma incombustión- sería la paz; o sea, la posibilidad de que españoles, criollos y aborígenes pudieran establecer progresivamente una convivencia ¡con muchas dificultades! pero hacia una progresiva pacificación.
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