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lunes, 27 de enero de 2014

EL PAPA, EN POCOS MESES, RENOVÓ LA IMAGEN DE LA IGLESIA

En un suplemento especial, el diario La Nación recogió opiniones y análisis sobre el pontificado de Francisco. Entre otros, comenta Mons. Mariano Fazio, vicario del Opus Dei en Argentina.


No sólo fueron sus reformas en la curia romana y en el Banco Vaticano o su revolucionario estilo austero. Fue, sobre todo, haber reformulado la percepción social de la figura de la Iglesia a nivel mundial; ése fue uno de los mayores cambios que produjo la llegada de Francisco al Vaticano.

Así lo consideraron teólogos, especialistas y religiosos de diversos credos, que señalan que desde hace nueve meses, tras la elección de Jorge Bergoglio como papa, un nuevo clima se instaló en la sociedad.

"En menos de un año, hizo algo notable: no cambió la letra, pero sí cambió la música", dijo Nancy Gibbs, la subdirectora de la revista norteamericana Time, que eligió al Papa como personaje del año.

El clima social cambió. Y este cambio no se limita a la figura del Pontífice, sino que abarcó a toda la Iglesia e, incluso, a otras religiones. Como nunca este año, la fe y la esperanza volvieron a estar en el corazón de las noticias mundiales.

"Hasta hace poco tiempo, la Iglesia era vista como una institución manchada por casos de abusos, por escándalos de corrupción y luchas de poder, y por su ostentación. Y tengo la sensación de que el católico hasta sentía vergüenza de identificarse con esa imagen. No quería ser parte de lo que la Iglesia encarnaba. Pero ahora, con Francisco, los valores han cambiado. El modo en que se percibe a la Iglesia como institución cambió y por eso es lógico que más gente se identifique con el Papa", considera José María Poirier, director de la revista Criterio.

Si en otras épocas la cultura posmoderna y poscristiana apuntó a minimizar el aporte de la religión en la vida de la sociedad, desde la llegada de Francisco se produjo un cambio de paradigma.

"Es una nueva época en la que la Iglesia parece haber reencontrado su lugar en el diálogo con el mundo actual, un lugar espiritual y de servicio, que es reconocido como un aporte valioso por los demás", apunta Mariano Fazio, vicario del Opus Dei en la Argentina.

"Hasta hace unos meses, aquellos que hablábamos de fe teníamos que pedir disculpas y aclarar que hablábamos en nombre de nuestra creencia. De ninguna manera ese mensaje, en la cultura posmoderna, podía ser extrapolable a otras realidades. La tendencia mundial era avanzar hacia el laicismo. El dilema no era la existencia de Dios, sino la pregunta de por qué Dios -exista o no- debía ser un referente para la toma de decisiones", señala, por su parte, el teólogo Norberto Saracco, uno de los pastores que mantenían encuentros semanales de oración con Jorge Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires.

"Ahora, el clima cambió. A quienes hablamos de fe se nos consulta permanentemente en los medios de comunicación. Es como si ahora la sociedad estuviera dispuesta al menos a escuchar lo que tenemos para decir", agrega.

De hecho, el cambio no se limita a los católicos. "Francisco tuvo un gran eco entre los cristianos no católicos y también entre los agnósticos, que se sintieron reivindicados e interpelados por el mensaje de Francisco", dice Poirier.

"Este papa le dio credibilidad a nuestro mensaje. Desde hace algunos meses, el elemento de la fe es respetado, tomado en cuenta y valorado por la sociedad. Hace un año, esto parecía impensable", considera Saracco.

Más de nueve meses después de que fuera elegido, Francisco goza de una popularidad que sigue en ascenso. Según una reciente encuesta de la consultora D'Alessio Irol, el 80% de la población argentina considera que el Papa cumplió o superó sus expectativas.

Pocos días después de su designación, la misma consultora había realizado una encuesta acerca de qué esperaban los argentinos de Francisco. El 42% dijo que "acercaría a la gente a la Iglesia, y viceversa"; el 23%, que habría "una Iglesia más humilde, con menos lujos", y el 22% confiaba en una Iglesia más abierta, moderna y dinámica.

Al repetir la encuesta, nueve meses después, se encontraron con que para el 59% el Papa había superado las expectativas y para el 21%, las había cumplido. Sólo el 3% dijo estar decepcionado y el 17% dijo no seguir las actividades del Papa.

"¿Logrará un renacimiento de la fe?", fue otra de las preguntas del estudio. El 19% dijo que lo logrará en el corto plazo y el 55%, en el largo plazo. También se les consultó a los entrevistados si creían que la elección de Francisco tuvo alguna implicancia en su vida. El 33% dijo que el papa argentino lo había inspirado a ser mejor persona.

"Sin dudas, el clima cambió, incluso entre los jóvenes", sostiene el sacerdote Javier Klajner, responsable de la Pastoral Juvenil del Arzobispado de Buenos Aires. "Creo que el factor más relevante es la coherencia de Francisco. Tan sencillo como eso. Una persona que vive lo que dice, ante la falta total de referentes morales, hoy es sumamente gravitante para los jóvenes, sean o no cristianos", agrega.

O, como apuntó Gibbs, la subdirectora de Time, en cuestión de pocos meses "el nuevo líder modificó notablemente la imagen pública de la Iglesia; más aún, con igual rapidez capturó la ilusión de millones que habían perdido toda esperanza en la fe".

Según el artículo de la revista, pocas veces un nuevo actor en el escenario mundial captó tanta atención tan rápido -de jóvenes y viejos, creyentes y cínicos- como lo hizo Francisco. "Se ubicó en el centro de las principales conversaciones de nuestra época: sobre riqueza y pobreza, imparcialidad y justicia, transparencia, modernidad, globalización, el rol de la mujer, la naturaleza del matrimonio, las tentaciones del poder", detalla.

"Creo que el papado de Francisco abrió una nueva época. Después de mucho sembrar, estamos viviendo un paradigma nuevo en el que la Iglesia, a través del Papa, puede comunicar su mensaje en positivo. Recibe atención cuando propone sus valores y se reconocen valiosos en la gran conversación global sobre el mundo y la humanidad. Su comunicación es inspiradora. Es un gran profeta de la fraternidad, del encuentro, en un momento manchado por el individualismo, en una cultura del descarte", dice Fazio.


Pero ¿qué pasó para que opere este cambio de clima?
"Una vez leí que Félix Luna decía que para que hubiera grandes cambios en la historia debían confluir grandes ideas, grandes hombres y circunstancias determinantes. El 13 de marzo de 2013 parece haber sido uno de esos días destinados a ser hitos de la historia. Ese día la Iglesia amplió sus límites. Ese día los pobres estuvieron en primera fila, las periferias se convirtieron en el centro", agrega Fazio.

Según Roberto Bosca, docente de la Universidad Austral e integrante del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa, el pontificado de Francisco evidencia una continuidad doctrinal con los antecesores. "Francisco no plantea cambios teológicos, dogmáticos ni morales. Los cambios que trae son de carácter pastoral. No dijo nada nuevo. Dio un tono distinto en la forma de encarar los temas. Hay un cambio de acento, de tono", puntualiza.

Los cambios que se impulsan en el Vaticano seguirán los mecanismos de decisión propios de la Iglesia y no serán de la noche a la mañana. "No parece que vaya a cambiar la postura de la Iglesia con respecto a ciertos temas. Pero sí introducirá cambios que harán que la gente se sienta mejor, aceptada y recibida", aporta Bosca.

La pregunta que cabe hacerse entonces es si el nuevo clima social respecto de las cuestiones de la fe continuará o si se trata sólo de una ventana temporal en la era poscristiana.

"Las angustias y las esperanzas del corazón de los hombres y las mujeres de hoy son profundos, y Francisco está hablando un lenguaje que llega al corazón, que enciende, anima, consuela, desafía. No me parece que vaya a haber saturación, porque esa relación que está promoviendo el Papa tiende a consolidarse, a fortalecerse. Por supuesto que en la complejidad de los acontecimientos de la Iglesia y el mundo puede haber momentos más difíciles, pero esa conexión de fondo, esa apertura nueva y positiva caracterizará el papado de Francisco y, Dios mediante, quizá marque una renovación de la Iglesia al servicio de cada persona y de la humanidad entera", concluye Fazio.


(Colaboración P. Juan José Mettini)

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