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lunes, 13 de enero de 2014

HOMILÍA DEL PAPA SOBRE LOS SACERDOTES

El verdadero sacerdote, ungido por Dios para su pueblo, tiene una relación estrecha con Jesús: cuando esto falta, el sacerdote se convierte en “empalagoso” un idólatra, devoto del ‘dios Narciso’: es lo que ha afirmado Papa Francisco en la Misa presidida esta mañana en Santa Marta. Han concelebrado el cardenal Angelo Bagnasco y un grupo de sacerdotes de la arquidiócesis de Génova.

La homilía de Papa Francisco ha estado dedicada a los sacerdotes. Comentando la primera carta de San Juan, allí donde dice que tenemos la vida eterna porque creemos en el nombre de Jesús, el Papa se pregunta cómo es la relación de los sacerdotes con Jesús, porque “la fuerza de un sacerdote está en esta relación”. “Jesús, cuando crecía en popularidad, observa, iba al Padre”, se retiraba “en lugares desiertos a rezar”. “esta es la piedra de comparación de nosotros los sacerdotes, afirmó, si vamos o no a encontrarnos con Jesús: ¿cuál es el lugar que ocupa Jesucristo en mi vida sacerdotal? ¿Una relación viva, de discípulo a Maestro, de hermano a hermano, de pobre a hombre a Dios, o es una relación artificial… que no viene del corazón?”

“Nosotros hemos sido ungidos por el Espíritu y cuando un sacerdote se aleja de Jesucristo puede perder la unción. En su vida, no: esencialmente la tiene… pero la pierde. ¡Y en vez de ser ungido termina por ser grasiento! Los que ponen la fuerza en las cosas artificiales, en las vanidades, en un comportamiento… en un lenguaje cursi… ¿Cuántas veces hemos escuchado decir con dolor: ‘Este es un Este es un cura-mariposa!’ porque siempre está en la vanidad… ¡Este no tiene una relación con Jesucristo! Ha perdido la unción: es un grasiento”.

El Papa añadió: “Nosotros los sacerdotes tenemos muchos límites: somos pecadores, todos. Pero si vamos a Jesucristo, si buscamos al Señor en la oración, la oración de intercesión, la oración de adoración, somos buenos sacerdotes, aunque seamos pecadores. Pero si nos alejamos de Jesucristo, debemos compensar esto con otras actitudes… mundanas. Y así, todas estas figuras… el sacerdote de negocios, el empresario… pero el sacerdote que adora a Jesucristo, el sacerdote que habla con Jesucristo, el sacerdote que busca a Jesucristo y que se deja encontrar por Jesucristo: este es el centro de nuestra vida. Si no está esto, perdemos todo. ¿Y qué daremos a la gente?”.

“Nuestra relación con Jesucristo, relación de ungido por su pueblo, exhortó el Papa, crezca en nosotros” sacerdotes “cada día más”.

“Pero, es bello encontrar sacerdotes que han dado su vida como sacerdotes, verdaderamente, y del que la gente dice: ‘Pero, sí tiene un carácter terrible, tiene esto, tiene lo otro… pero es un sacerdote!’. ¡Y la gente tiene olfato! Sin embargo, cuando la gente ve a los sacerdotes, para decir una palabra, idólatras, que en vez de tener a Jesús, tienen pequeños dioses… pequeños… algunos devotos del ‘dios Narciso’ también… Cuando la gente ve a estos, la gente dice: ‘¡Pobrecillos!’. Lo que nos salva de la mundanidad y de la idolatría que nos hace empalagosos, lo que nos conserva en la unción, es la relación con Jesucristo. Y hoy, a vosotros que habéis tenido la amabilidad de venir a concelebrar aquí, conmigo, os deseo esto: ¡Perded todo en la vida, pero no perdáis esta relación con Jesucristo! Esta es vuestra victoria. ¡Y adelante con esto!”.

(Colaboración del padre Juan José Mettini)

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