Fuerzas paraguayas, en número de tres mil hombres, comandados por el General José Eduvigis Díaz, se preparan para invadir Itatí. Las autoridades locales comunican la noticia al Gobierno de Corrientes, quien ordena un inmediato éxodo.
El 19 febrero de 1866, durante la Guerra de la Triple Alianza, los paraguayos amenazaban desembarcar en Itatí, hecho advertido por el Comandante Militar del pueblo coronel Manuel Serapio Sánchez, quien recibió órdenes del Gobierno de la Provincia para que organizase la retirada, lo que ocurrió cuando Sánchez y el Juez de Paz del pueblo Dionicio Medina, comandaron lo que la historia recuerda como “El Éxodo Itateño”.
En esa oportunidad, la imagen auténtica de la Virgen de Itatí, descendida del altar mayor fue sacada en una carreta y llevada por el pueblo hasta el campo de Don Francisco Mayol, conocido como “San Isidro”, dentro de los ejidos de Itatí, pero en la campaña. Allí en el establecimiento de campo de la familia, se acondicionó una habitación en donde fue entronizada la Virgen, y también se dio alojamiento al cura Efrén Carreras.
Por un tiempo no muy prolongado la población permaneció en el lugar mientras las tropas paraguayas atacaban y saqueaban Itatí. Posteriormente, el pueblo volvió, y el campo de los Mayol pasó a ser conocido como “Parada San Isidro”.
El 15 de marzo de 1866 se produjo el regreso de los habitantes tras el forzado éxodo y la Imagen de la Virgen de Itatí fue restituida a su trono.
Manuel Serapio Sánchez comunica, el 25 de marzo de 1866, al gobierno provincial la nómina de las familias itateñas que quedaron en la más absoluta miseria por el ataque paraguayo, y que se vieron obligados a emigrar de Itatí; la lista completa comprende el nombre de noventa y nueve mujeres, número al que hay que agregarle el de sus hijos. Basta esta mención para medir la magnitud de los daños en el indefenso pueblo.
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