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domingo, 7 de diciembre de 2014

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

¡SEÑOR JESÚS, NO TARDES MAS, TE ESPERAMOS!


Segundo Domingo de Adviento: Isaias.40,1-5. 2; Pedro 3,8-14; Evangelio Marcos 1.1-8.

En tiempos pasados, cuando un gobernante iba a visitar una población, sus habitantes mejoraban los caminos por donde llegaría. Hoy Adviento nos invita a preparar la mente y el corazón para dar mayor cabida en nosotros al Señor que vino en Belén y sigue llegando para ayudarnos a crecer y madurar a si "imagen" y semejanza. Viene a salvarnos de nuestros egoísmos y violencias, nuestros errores y maldades, nuestras vanidades y mentiras, de todo aquello que nos aleja de nuestro Salvador y nos pierde en la impotencia y desesperanza.

En este domingo el profeta Isaías y Juan Bautista nos sacuden con las mismas palabras: PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR, preparar los caminos del Señor, implica penitencia, cambio de vida, empezando por casa, por ejemplo .mayor afecto y cariño, comprensión y paciencia, menos pleitos y más espíritu de familia, mas servicialidad y complementación fraterna, un esfuerzo de los padres por escuchar y comprender a los hijos y viceversa, menos soberbia, mejor nada, más acercamiento a los parientes, ¡y sobretodo! un paso adelante en la FIDELIDAD y obediencia a la familia, por ende al Señor. Porque definitivamente si en este Adviento, algo no cambia en nuestra vida, la verdad, no estamos preparando el camino del Señor.

Tampoco celebremos Navidad cómo un recuerdo histórico. Necesitamos hacer un alto, viendo donde estamos parados como cristianos. Juan nos pide ¡preparen el camino del Señor!

Hace 500 años en la hoy República Dominicana, un fraile Dominico, (Fray de Montesinos) al ver el mal trato de los blancos y los nativos, hizo un gran llamado de penitencia y conversión. Dice la historia que los blancos salían compungidos, pero para nada convencidos. Tal vez estemos en esta misma situación que sería lamentable.

En estas fiestas hacemos el árbol de Navidad- símbolo de la vida nueva- pesebres, etc., esto está muy bien, pero no basta. Una sincera confesión, la honda oración, el cambo de nuestro hablar y opinar, el salir al encuentro de pobre y desamparado, el llevar a nuestra mesa a alguien que está solo. ESO ESNAVIDAD, pero no olvidemos, que no es sólo un día, es cada día de nuestra vida, mientras peregrinemos a la Navidad Eterna.

JESÚS, JOSÉ Y MARÍA SE NUESTRA SALVACIÓN.

(Colaboración del padre José Quintana Peña)

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