Se realizó la Vigilia Pascual en la Basílica de Itatí que fue presidida por el rector, padre Roberto Simionato.
Durante la ceremonia religiosa se realizaron tres actos importantes que dio inicio con la celebración del fuego en el atrio, donde el sacerdote bendijo el fuego y encendió el cirio pascual.
Luego se ingresó al templo en procesión y se entonó el Pregón Pascual, que es un poema escrito alrededor del año 300 que proclama que Jesús "es el fuego nuevo".
La liturgia de la Palabra, tuvo un lugar importante ya que se leyeron siete lecturas, desde la creación hasta la Resurrección, siendo la lectura del libro del Éxodo la más importante que narra el paso de los israelitas por el Mar Rojo, y con esto se recuerda que Dios esta noche nos salva por su Hijo.
Entre las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento se entonó el Gloria solemne y se encendieron las luces del santuario: signo de alabanza, que desde el Jueves Santo habían “callado hasta a las campanas”, y ésta es la alabanza al Padre por la gracia de habernos dado al Hijo que se encarnó y nos salvó.
La proclamación del santo Evangelio lo realizó el vicario parroquial, padre Juan José Mettini y la homilía estuvo a cargo del padre Simionato quien dijo: "El Señor ha Resucitado, el Señor está vivo, hemos encendido muchas velas, y no es un velorio, no hay velorio que dure dos mil años. La verdad que nunca como en esta noche, en esta noche de Pascua, para hablar de la vida, sobran las palabras, porque cuando son tan claros los signos, cuando uno más se quiere explicar, más se oscurece; el fuego, la luz, el agua, el canto, todo es elocuencia, todo habla claro”.
Y prosiguió “comenzamos con la luz, cuando empezamos a oscuras, y encendimos el cirio Pascual, queremos decir que Jesús vence a la muerte, en el sepulcro se vence a la muerte con la luz de la resurrección, pero también decimos que Cristo vence a la oscuridad del pecado, cuanta veces tuvimos experiencia de pecado, andamos a oscuras y necesitamos de la luz Cristo...".
Luego el padre Roberto, también se refirió al acontecimiento que como comunidad vamos a vivir al cumplir 400 años, “hecho que nos debe hacer mirar nuestra historia personal y de pueblo de la Virgen, para que vivamos como comunidad y como hermanos”.
El tercer acto fue cuando la Iglesia congregada renovó sus promesas bautismales renunciando a Satanás a sus seducciones y a sus obras, se cantó la letanía de los santos que nos une en oración con la Iglesia militante y triunfante, y luego se bendijo el agua nueva en la pila bautismal con la que se asperjó a la asamblea.
Momento de gran emoción se vivió cuando la Virgen de Itatí, la Madre del Resucitado, entró solemnemente revestida de blanco, símbolo de luz y esperanza, para sus hijos.
Finalmente, después de la bendición solemne y del doble saludo de ¡Aleluia, Aleluia! los sacerdotes saludaron a la feligresía en el atrio de la Basílica.
Galería de imágenes: VIGILIA PASCUAL EN LA BASÍLICA
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