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lunes, 14 de abril de 2014

NUESTRA SEMANA SANTA

Durante el lunes, martes y miércoles continúa el tiempo cuaresmal. En estos días se recuerda la traición y arrepentimiento de Judas.


Pero no acusemos tanto a este personaje, más vale debemos mirarnos a nosotros y ver si de alguna manera estamos traicionando al Señor.

Hay mucho para mirar y corregir en nuestro interior, tal vez demasiadas críticas, juicios, poca apertura al hermano, tanto en la familia cómo en los demás "todo hombre es mi hermano", ya que todos somos hijos de Dios. La traición de Judas o de Pedro son prefigura de la nuestra.

El Miércoles Santo en Catedral, a las 20 se reúne el Obispo con todos los sacerdotes de la diócesis, para la Misa Crismal que recuerda la institución del sacerdocio. Durante esta hermosa celebración los sacerdotes renuevan su compromiso de fidelidad, delante de la autoridad mayor Cristo en la persona del Arzobispo, luego éste bendice el aceite para ungir a los enfermos y ancianos, el que se emplea en los bautismos, signando el pecho del que ha de ser incorporado a la familia cristiana y el Santo Crisma, aceite puro de oliva mezclado con perfume, aceite que compromete para siempre nuestra vida con Cristo, perfume, significando las buenas obras que debemos hacer, recordando "que sólo una vez pasaremos por esta vida", dejemos entonces la estela del buen testimonio. 

El Crisma se emplea en tres sacramentos irrepetibles, bautismo y confirmación en la frente, y cuando alguien es ordenado sacerdote en la palma de las manos u obispo en la cabeza. El Crisma solamente lo puede bendecir el Obispo, y parte de la oración consagratoria lo hace en conjunto con todos los sacerdotes. Es una oportunidad para rezar por los sacerdotes y el aumento de las vocaciones.

El Jueves Santo, al atardecer se celebra la Misa de la Cena del Señor y se lavan los pies a doce miembros de la comunidad, en recuerdo de lo que hizo Jesús con nosotros por medio de sus discípulos y sigue haciendo en cada sacramento y obra de bien.

Terminada la Misa se traslada el Santísimo a un lugar para la adoración silenciosa y de agradecimiento. La celebración de esta Misa continúa en la tarde del Viernes Santo, viernes de gratitud, recogida alegría, oración.

La celebración de la Pasión, con sus lecturas, la oración por el mundo entero, adoración de la cruz, comunión, veneración de los dolores de María Santísima al pie de cada uno de nosotros.

El Sábado Santo, día de meditación, de espera alegre y oración. En la noche se realiza la última parte del triduo, la solemne Vigilia Pascual, "el Cordero inmolado ha Resucitado". Esta Vigilia tiene toda la estructura de la celebración bautismal y en ella renovamos el Bautismo y se termina con la bendición.

Pascua paso de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, de la esclavitud a la libertad.

Él permita que sea así toda nuestra vida. En este sentido, Noticias Itateñas le augura una Santa y Feliz Pascua Eterna.

(Colaboración del padre José Quintana Peña)

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