1 Rey 19, 9.11-13a; Salmo 84,9-14; Rom 9,1-5; Evangelio Mt 14,22-33.
Vamos caminando el mes de agosto, en este domingo la primera lectura, nos presenta a un Dios maravilloso, pero que habla en el silencio. Sopló un viento y el Señor no estaba en él, hubo un terremoto, fuego, traduciéndolo al hoy, 3 televisores encendidos en la casa, dos radios, y Dios no estaba. Pasa que Él habla mucho, pero en el silencio, si la sociedad nuestra no lo escucha, es porque estamos acostumbrados al ruido (hasta el silencio en el templo nos molesta).
Dios habla en el corazón silencioso. De ahí entendemos cómo Santa Teresa, San Francisco, etc., pudieron escucharlo, vivían la realidad de su historia, pero en silencio. No el rezar mucho, o cantar demasiado nos acerca a Él, sí el silencio oportuno para discernir su voluntad.
El Evangelio nos presenta a Jesús que quiere descansar y camina sobre las aguas. Pedro quiere hacerlo, pero su poca fe hace que se hunda, "hombre de poca fe", ¿porque dudaste?, hoy también la "duda" suele estar en nosotros, de ahí la sensación de soledad o pregunta sobre Dios.
Es necesaria la fe silenciosa para darnos cuenta que Él está en todo momento a nuestro lado. Señor mío, y Dios mío.
El miércoles 13 el Papa viaja a Corea del Sur, va al encuentro del pueblo para beatificar a más de 120 mártires y encontrarse con la juventud asiática, así como lo hizo en Brasil el año anterior.
Asia es el continente de la esperanza junto con África, todos debemos estar unidos en silenciosa oración a este encuentro tan importante en una época donde también nos persiguen. Es hermoso ver cómo a los cristianos nos siguen persiguiendo. Sin duda alguna porque a pesar de nuestra fragilidad, algo importante estamos haciendo.
Buen domingo para todos.
(Colaboración del padre José Quintana Peña)
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