En cualquiera, de las religiones existentes en el mundo, cabe la razón (se se razona deja de ser misterio). El misterio se cree, al misterio uno adhiere, y frente al misterio uno se arrodilla y contempla.
Dios en Jesucristo ha revelado su intimidad, y sólo nos queda aceptar esa revelación, creerle, en definitiva, a Dios no se le pueden pedir explicaciones. Sólo Señor creo.
Desde toda la eternidad, en la Biblia ya existen las tres personas, pero es Jesucristo quien concretamente nos lo da a conocer. San Pablo, en 2 Cor.13,11-13 nos dice "Alégrense, y trabajen para alcanzar la perfección, anímense unos a otros, vivan en armonía y en paz. Y entonces, el Dios del amor y de la paz permanecerá con ustedes”. Quien vive fuera de estos consejos paulinos, debiera preguntarse, ¿soy cristiano?
Ya en el año 325, los Obispos en el Concilio de Nicea, escribieron el Credo, lo voy a sintetizar, Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacida del Padre antes de todos los siglos. Dios de Dios, luz de luz… engendrado no creado, de la misma naturaleza que el Padre... y por nuestra salvación bajó del cielo... y por nuestra causa fue crucificado... padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las escrituras... Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas... (sigue hablando) en toda raza, lengua o religión...
En el año 2025, al cumplirse 1700 años de este Concilio, Obispos Católicos y Ortodoxos, se reunirán en un Concilio para tratar nada menos que la unión total de ambas Iglesias. Faltan sólo 11 años que debemos acompañar con la oración y la apertura de corazón.
(Colaboración del padre José Quintana)
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