La palabra "Pentecostés" quiere decir cincuenta días después de la Pascua. Gran fiesta Judía donde vino a la primitiva comunidad cristiana el regalo del Espíritu Santo.
El Espíritu es viento, es soplo, es el aire que respiramos para poder vivir. Por eso, al dejar entrar al Espíritu, dejamos entrar la vida misma de Dios en nosotros, esa vida nos hace creativos y comprometidos.
El Evangelio de este día, San Juan 20,19-23, nos deja tres cosas para meditar y vivir. Por dos veces Jesús nos regala la paz, "la paz esté con ustedes", nos compromete a trabajar por la prédica o conocimiento del Evangelio; "Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes"; y nos regala el perdón sacramental (confesión) "reciban el Espíritu Santo, los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Hoy en un acontecimiento sin precedentes, desde el nacimiento del Cristianismo en Roma, el Papa se ha de reunir en oración por la paz, con los presidentes de Israel y Palestina, todos debemos acompañar este encuentro de oración y de paz, con nuestra oración, honda y sincera.
Mañana la Liturgia sigue su camino bajo el amparo de María, Madre de la Iglesia.
"Padre que todos sean uno, como yo y Tú somos uno, para que el mundo crea”.
(Colaboración del padre José Quintana)
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