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domingo, 29 de junio de 2014

MENSAJE DE FRANCISCO EN EL DÍA DEL PAPA

En la Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo el Papa Francisco rezó el ángelus dominical con varios miles de fieles y peregrinos procedentes de Italia y de diversos países que se dieron cita en la Plaza de San Pedro para escuchar sus palabras y recibir su bendición apostólica.


En esta ocasión el Obispo de Roma se centró en los corazones de dos hombres pecadores, como los definió, San Pedro y San Pablo, diferentes entre sí, pero unidos por la fe en hermandad y transformados en una sola cosa por el amor de Cristo.

Francisco destacó que el encuentro con la Palabra de Cristo es capaz de transformar completamente nuestros corazones y nuestras vidas, por lo que, recibiéndola a corazón abierto, “no nos es posible quedarnos bloqueados en las propias costumbres”, sino que su Palabra nos “empuja” a vencer el egoísmo y a seguir a Jesús, que dio la vida por los amigos.

De ahí la invitación del Santo Padre a que esta fiesta inspire en nosotros alegría, porque Dios quiere donar su gracia también a nosotros, como lo hizo con Pedro y Pablo, e, invocando la ayuda de la Virgen para que acojamos esta gracia con el corazón abierto nos exhortó a no recibirla en vano.

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