Herminda espera ansiosa terminar su casa hecha con botellas recicladas
En sólo dos días se levantaron los pilotes de lo que será una vivienda acogedora para una mujer y sus cuatro hijos. En la tarea de la recolección y el llenado de arena de los envases todos los integrantes de la familia colaboran.
Herminda se dedica a la chacra, al trabajo de campo, plantación y siembra; tiene 29 años y cuatro chicos de 10, 7, 5 y un año y 10 meses. Actualmente vive en una humilde casa de madera y techo de paja que, con cada creciente del río, tiene que abandonar ya que la morada queda cubierta de agua.
De esta manera, con la ayuda de un grupo de vecinos y gracias al soporte de Internet, intentan en el barrio Ibiray (tierra chica) de Itatí reproducir una idea que ya lleva adelante una mujer boliviana, Ingrid Vaca Diez, desde hace 7 años: edificar casas ecológicas para familias de bajos recursos.
Estimativamente se necesitan 81 botellas de plástico para construir un metro cuadrado, y 36.000 para una casa completa de 170 metros cuadrados . Es así que por el terreno de Herminda se ven repartidos envases de plásticos de los más diversos colores y tamaños. “Creció mucho en dos días”, dijo a “época” la humilde mujer a modo de resumir el avance de la construcción que crece a medida que el tiempo lo permite.
La tarea incluye a todos los integrantes de la familia, a vecinos y pobladores del lugar, quienes afirman que (a modo de chiste) “si sale todo bien” van a quitar ingresos a los ladrilleros, nada más y nada menos en una zona íntegramente rodeada de obrajes. Pero el fin justifica los medios, ya que esta mujer y sus hijos reciben donaciones de botellas de todos lados para ver finalizada su morada que resultará un poco más acogedora que la actual.
Además, teniendo en cuenta de la cantidad de vidrio y plástico que se desperdicia, sobre todo en países donde no existe un sistema apropiado de reciclaje, ésta es una de las mejores formas para el reutilizamiento y aprovechamiento de las botellas de plástico, PET, y vidrio. Usando de esta forma las botellas se dan una nueva vida útil a estos elementos y se evita que terminen en los tiraderos de basura. Sin descontar, por supuesto, el beneficio para un “sin techo”.
Con esta técnica se puede integrar el reciclaje y la vida ecológica en la construcción de hogares para aquellas familias humildes que no pueden adquirir ladrillos para la edificación de sus casas. Herminda sería la primera en comprobar los beneficios de esta prueba piloto que, si da buenos frutos, se podría replicar en otros vecinos del lugar.
Diario época
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