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lunes, 3 de marzo de 2014

UNA CARTA DE LOS COMIENZOS DE LA OBRA DON ORIONE EN ITATÍ

El padre Dutto le escribe a Don Orione en 1936, en los inicios del trabajo pastoral de los padres de la Divina Providencia al frente del Santuario de Nuestra Señora de Itatí.


Itatí, 18 de abril de 1936

Reverendísimo Padre en Jesucristo:

Antes de salir de Itatí quiero escribirle mis impresiones, tanto más que, gracias a Dios, son muy buenas.

Itatí es un pueblito de campo, pero simpático por su sencillez, su tranquilidad y sobre todo porque podemos decir que es el PUEBLO de la VIRGEN Santísima. Hasta me parece que aquí el diablo no tiene acceso, porque se vive una tranquilidad de espíritu admirable y diríase que no se sienten aquí tentaciones ni perturbaciones de espíritu.

El centro del pueblo cuenta con unos 900 habitantes, pero todo el partido, según las últimas cifras oficiales cuenta con 4718 habitantes, todos ellos feligreses de la Parroquia de Itatí, confiados a los cuidados de los Padres de la Divina Providencia.

El Santuario es meta de continuas peregrinaciones, y vienen devotos de regiones lejanas y de difícil acceso, por falta de caminos.

Todos los días se arrodillan a los pies de la taumaturga imagen de N. Señora, Chaqueños, Paraguayos, Correntinos de todos los partidos de la Provincia y también de la Gobernación de Misiones. – Por lo común se trata de gente sencilla y pobre, ignorante muchas veces, pero de muy buena voluntad, de una fe grande, grande. – Muchos de ellos no tienen comodidades en sus pueblos para cumplir con los deberes del buen cristiano, por la sencilla razón de que no tienen sacerdotes en sus pueblos o viven apartados en el campo, afuera de toda posibilidad de cumplir.

Estos vienen a Itatí como los judíos de la antigua Ley iban al Templo de Jerusalén una vez al año para cumplir con la Ley, y algunos también sólo una vez en la vida... Y aquí confiesan, comulgan, bautizan a sus hijos, y se van satisfechos, convencidos de haber cumplido con su deber y casi convencidos y seguros de su salvación eterna, porque, dicen, hemos cumplido con Dios y con la Virgen.

Y yo creo firmemente que nadie de cuantos vienen hasta Itatí para venerar y honrar a la Virgen SSma. se ha de perder. La Virgen SSma. los salvará.

Además ¿acaso no tendrán más mérito esta pobre gente que viene a Itatí a costa de largos viajes y molestos, que los que cómodamente asisten a la Santa Misa todos los Domingos, sin ningún esfuerzo, ni incomodidad?

Muchos de ellos, hombres y jóvenes también, se pasan a veces largos ratos de rodillas, a los pies de la estatua de María SSma., en el camarín del Santuario rezando con actitud devota, que uno no se cansa nunca de mirarlos, rezando y rezando sus oraciones, sus Padre nuestros estropeados y mutilados, o también sin pronunciar palabra, porque algunos no saben ni el Padre nuestro tampoco, pero con tanta fe y devoción, que conmueven!...

Y entre esta gente sencilla se encuentran hermosas almas, que delante de Dios deben de ser más perfumadas que los lirios y las rosas...

¡Oh cuantas sorpresas nos reservará el día del Juicio Universal!... Estas almas se adelantarán para ocupar los primeros puestos y muchos devotos presuntuosos y también religiosos quedaremos atrás, con toda nuestra ciencia barata y nuestra barniz de devotos.

– En Itatí el alma se siente apartada del bullicio del gran mundo y vuelve en sí misma y comprende muchas cosas. Yo creo que Nazaret debía de ser como Itatí... e Itatí como Nazaret...


Por lo dicho se comprende fácilmente que nuestros Padres, quedando en Itatí, son verdaderos misioneros de todas las regiones circundantes, como Chaco, Paraguay, Misiones y Corrientes, y, sin moverse de casa, su celo alcanza un radio inmenso.

Muchos de los que vienen en peregrinación a Itatí, sobre todo mujeres, no saben hablar absolutamente el español, aunque generalmente lo entienden y esta circunstancia obliga a nuestros Sacerdotes a aprender el GUARANÍ (el dialecto que hablan estas poblaciones), para poder atender el confesionario.

Yo, que ignoro completamente el guaraní, con pesar, tuve que renunciar a escuchar en confesión a dos señoras, de cuyo idioma no alcancé a entender ni una palabra sola...

Será entonces necesario que nuestros novicios en Lanús, que se pican de sabios, porque saben blasfemar 4 palabras de inglés o de francés, se dediquen con preferencia, o por lo menos con igual entusiasmo, al estudio de guaraní, el idioma de los grandes misioneros del Norte argentino y del Paraguay y del Santo Mártir Roque González y compañeros.

El clima de Itatí, aunque tiene días de calor intenso, por lo general es bueno y seco y luego saludable.

Los productos del suelo no son muy abundantes. Se cosecha poco maíz, mandioca y se está ensayando, con éxito el cultivo del algodón. Hay naranjas y producen bien, pero no hay un cultivo racional. La mayor parte del suelo se utiliza en pastoreo.

El Santuario posee una estancia de 400 hectáreas y alquila otras 300 (total 700 hectáreas) con unas setecientas cabezas de hacienda (vacas) y un centenar de yeguarizos (caballos y mulas).

Actualmente ochos hombres están recorriendo la Provincia de Corrientes para levantar la hacienda que los propietarios, devotos de N.S. de Itatí han ofrecido a la Virgen SSma.

La recorrida durará unos tres meses y regresarán en junio con unas 400 cabezas vacunas. Los recibirá toda la población solemnemente, con el Señor Cura a la cabeza, que desde las gradas de la escalera del Camarín bendecirá solemnemente los animales recolectados, mientras repican las campanas y estallan varias bombas de estruendo. Luego se lleva la hacienda a la Estancia, donde un encargado la atiende y selecciona, para luego vender oportunamente.

El Santuario posee una hermosa y gran casa para los peregrinos, con camas y catres para dormir. Dispone de una dínamo de iluminación eléctrica del Santuario y dependencias.

Una gran bomba aspira agua del Río, que, después de pasar por un gran filtro, del Santuario, abastece a la población del Santuario.

En una palabra, el Santuario es el pueblo y muchos de sus moradores son, de alguna manera, empleados de la Virgen, como dicen ellos.

También el Santuario sostiene una Escuela Parroquial, con las ganancias de la Santería, (también del Santuario). Actualmente tiene 111 alumnos, atendidos por un maestro particular y por dos de nuestros Hermanos, el Hno. Silvi y el Hno. Carminati.

El Hno. Carminati tiene a su cargo el grado infantil (con 24 alumnos) y el primer grado con 20 (total 24 alumnos). El Hno. Silvi atiende el 2º y el 3º (con 20 y 17 alumnos respectivamente). Un maestro particular tiene el 4º y el 5º, con 14 y 16 alumnos.

Todos nuestros Hermanos son animados de la mejor buena voluntad, tanto los Sacerdotes, como los Hermanos, y pasan sus días en mucha actividad, y santa alegría, tanto que me he quedado edificado, y creo que harán muy bien y mucho bien.

Para la próxima semana se espera aquí una peregrinación de todo un pueblo, que vendrá con de costumbre, en peregrinación en número de más de 2.000, con su Párroco, Intendente, sus santos (estatuas, que traerán, como los Hebreos el Arca Santa en el desierto), con carros y enseres para el viaje, una caravana larga, más de dos km., caballos, utensilios, etc. – Caminan dos días, quedan dos o tres días en Itatí, para confesar, comulgar, oír Misa y cumplir con sus promesas. Luego emprenden viaje de vuelta y después de dos días están otra vez en sus casas, listos para el trabajo y contentos, por haber cumplido con Dios y con la Virgen. ¡Qué lindo ejemplo de fe!...

Para estas oportunidades el Obispo envía seis o siete sacerdotes para atender a los peregrinos. Dos bautizan continuamente, relevándose, otros confiesan, otros atienden en el despacho, etc.-

No quiero dejar de recordar un paseo que hice hasta la orilla del Paraguay. Tenía gran deseo de llegar a pisar tierra paraguaya y los Padres Salesianos que el Miércoles Santo me acompañaron a Itatí, para visitar ellos también el Santuario que todavía no conocían, me proporcionaron una linda oportunidad, que aproveché gustoso.

Alquilaron una pequeña lancha a motor, para cruzar el río y me invitaron a acompañarlos... No deseaba otra cosa.
 

El río, frente a Itatí, es ancho unos 5 kilómetros. A las 10 hs. más o menos la lancha se desprendía de la orilla argentina, dirigiéndose decididamente hacia la orilla paraguaya.

Creo que en mi vida nunca he realizado un paseo tan hermoso. Es imponente y poético, desde el río contemplar las dos orillas laterales, soberbiamente ricas de vegetación y sinuosidades y cabos fantásticos hacia el Norte y el Sur un esplendido fenómeno de espejismo nos hacía ver selvas y bosques imaginarios sobre las aguas del río...

Mi pensamiento recordaba a los grandes misioneros, que años atrás quizás cruzaran el mismo río, en el mismo punto, en frágil canoa, acompañados por algún indio fiel y marchando hacia el misterio y lo desconocido, en busca de almas para salvar y desafiando peligro innumerables...

En mi corazón los estaba envidiando y me sentía avergonzar por disfrutar de tantas comodidades...

Después de media hora la lancha alcanzaba la orilla paraguaya, pero el viaje no estaba terminado. A la izquierda se abría un brazo del río, una especie de riacho, ancho unos 12 metros y nuestra embarcación se metió resueltamente por él, siguiendo su marcha... Después de cinco minutos nos encontrábamos en un paraje sombrío, que tenía aspecto de bosque inexplorado. Si de repente hubiesen aparecido a la orilla unos indios con plumas y pieles, armados de lanzas o flechas no se habrían hallado fuera de ambiente... Por los aires chillaban bandadas de cotorras, mientras las orillas, derecha e izquierda, aparecían repugnantes yacarés de todos los tamaños, moviéndose perezosamente, al oír el ruido del motor de la lancha y desaparecían en el agua unos y quedaban impasibles otros, como orgullosos al verse admirados por los extraños viajeros.

Después de 40 minutos de viaje llegamos al minúsculo puesto de ITÁ CORÁ, recibidos con cordialidad insuperable por el jefe del Resguardo, Sr. Pedro Vera, primo de Estigarribia, de Humaitá.

Con una gentileza digna de un espíritu culto, nos acompaño hasta un pequeño barrio del partido de PEDRO GONZÁLEZ, dándonos indicaciones interesantes sobre el paraje y costumbres de sus habitantes.

A pocos metros de la oficina del Resguardo de la Aduana (en pleno campo), visitamos una sencilla cruz de madera, que recuerda el sitio en donde en 1909 fue asesinado el Rev. Pbro. Reynoso, venido de Itatí a visitar las costas paraguayas, como nosotros y encontrando muerte inesperada...

"Pero han pasado años, desde entonces, concluyó el jefe nuestro acompañante, sonriendo, luego pueden quedar tranquilos!"...

A las doce en punto otra vez pisábamos tierra itatiana y con apetito admirable...


Pido disculpa por haber cansado su paciencia con tantas charlas que, quizás poco o nada le interesarán. De todas maneras mi intención ha sido recta luego por lo menos laudanda voluntas.

Mañana salgo para Resistencia, desde donde seguiré para Santa Fe y Rosario en donde tendré el gran placer de saludar a aquellos Hermanos nuestros.

Al llegar completaré mis informaciones.

Escribí una larga carta a Don Cremaschi, para sus novicios.

Saludo a Ud. muy respetuosamente en el Señor y beso sus venerables manos, pidiendo su bendición.

P. Vicente, P. Lorenzetti, los Hnos. Silvi, Carminati y Tomás envían sus respetuosos saludos y piden, a su vez, la santa bendición.

Su humilde hijo en Jesucristo,

P. José Dutto
O.D.P.

(Publicado en el Boletín Noticias, de la Obra Don Orione, Nº 3, marzo 2014)

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