La Liturgia de este último Domingo de Adviento, mira a María y su maternidad. Ella la joven de apenas 14 a 15 años, ha sido elegida por el mismo Dios, para ser nada menos que su Madre, redimida también por su Hijo como nosotros.
Madre de Dios y Madre de la Iglesia, el cuerpo de Jesús. Dice el profeta Isaías 7,14 "Miren, la joven está embrazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel ‘Dios con nosotros’".
Si bien la Navidad, no es la más importante fiesta (lo es la Pascua), lo que adoramos, es al Señor que entra a compartir "nuestra vida". Él es Dios con nosotros, es decir para nada alejado de lo humano.
Ella, María lo esperó con inefable amor de madre, nos lo dio en la encarnación (Él se hizo carne), para que por su Cruz y Resurrección nos redimiera.
El papel de María es sumamente importante. Dios la eligió, como nos ha elegido a nosotros. A cada uno de nosotros "mi madre y mis hermanos son los que hacen la voluntad de mi Padre" MT,12'46-50 LC 8,19-21.
San Pablo, que no conoció a Jesús , escribe en Gal 4.4-7 "cuando se cumplió el tiempo (Navidad) envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer". Juan 1,14 "y la Palabra (Jesús) se hizo carne y habitó entre nosotros". Esto celebramos hoy y en Navidad, "Dios camina a nuestro lado”. Por eso Navidad es gratitud, adoración y mucho silencio. Aún así no alcanzaremos a entender aquí cuánto nos ama Dios.
Jesús es el único humano que entra en la historia, sin necesidad de varón, rompe las leyes naturales por ser Dios. Lc 1,30-31 "no temas María, porque Dios te ha favorecido" Lc 1,35 "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será santo y se lo llamará Hijo de Dios”.
Pero también aparece José (que quiere decir, hombre elegido por Dios), y a este José se le da el más grande "piropo" de la sagrada escritura "varón justo", es decir el hombre que jamás dudó de Dios e hizo en todo momento su voluntad. Imaginemos a este hombre, su duda y su dolor, su desencantamiento y tristeza (María lo engañó). La Ley de Moisés ordenaba apedrear a una adultera.
Sin embargo José decidió dejarla e irse (el amor de José por María era demasiado grande, muy grande). Pero Dios premia y le dice "no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en Ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quién pondrás el nombre de Jesús. Mt 1,19-21 y Lc 2,1-7.
José recibe de Dios Padre toda autoridad, para proceder como verdadero padre de Jesús. De él recibe el nombre, el cuidado normal, la educación bíblica y civil. A su vez el amor de Jesús por María y José fue indescriptible Lc 2,51-52. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sumiso a ellos.
Hermanod: hoy se lamenta la desunión del perno del mundo, la Patria y la Iglesia "la familia", no se toma conciencia de la gran responsabilidad de traer vidas al mundo. No se educa a los chicos, los padres gritan y pelean, o se alcoholizan. No se va a la escuela a ver como andan los chicos, menos a la catequesis. Los niños y adolescentes están huérfanos.
Lamentablemente las notas escolares en gran porcentaje son deplorables, y en conciencia a pocos habría que darle los sacramentos.
¡Por favor, decía del Papa Pablo IV, “Familia sé familia”!
Dios quiera no se hagan oídos sordos.
Noticias Itateñas, ante esto tan grande que meditamos, agradece de corazón el seguirnos, y augura una Santa Navidad en la unión familiar.
¡Santa Navidad a todos y mil gracias!
(Colaboración del padre José Quintana Peña)
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