Por el P. José Quintana Peña
Esta fiesta se celebra desde el siglo IV. Es día de alegría y compromiso.
Celebramos a todos los que están con Cristo cuyo nombre conocemos, pero fundamentalmente es el día de millones de personas que partieron y solo Él conoce y tiene en el Reino, familiares nuestros, amigos, conocidos, fallecidos en el campo o la ciudad, en guerras o conflictos.
Agregamos es nuestra fiesta personal, en el vocabulario de San Pablo, “Santo” quiere decir todo bautizado, "a pesar de nuestras debilidades" estamos dentro de Cristo, somos cuerpo de Él.
Por eso debemos corregir en algo la vida, para dar una respuesta creíble a la sociedad donde nos toca vivir. La oración de ese día dice "Dios todopoderoso que nos concedes celebrar en una sola fiesta los méritos de todos los santos, te rogamos que por las súplicas de tantos intercesores, derrames sobre nosotros la ansiada plenitud de tu misericordia”.
En este día, por disposición de los obispos argentinos, se reza por la santificación del pueblo argentino, también para que aquellos hermanos nuestros, cuya causa de beatificación se estudia, pronto sean elevados a la dignidad de los altares.
No puede ser un día común, tiene que ser distinto a los demás. ¡Felicidades!
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